Exposición de pintura «Amores a mares» por Goyo Domínguez (2ª parte)

Continuamos mostrándoos las fotografías de la exposición de pintura de Goyo Domínguez «Amores a mares». Como sabéis, la exposición se inauguró el pasado viernes 5 de agosto en el “faro de Mesa Roldán”. Fue un acto amenizado por la soprano surcoreana Grace Hye Young y presentado por Amalia López Fernández, una farera con solera, puesto que conoce este faro desde hace más de 30 años.

Las fotografías nos las ha proporcionado Mario, farero de este emblemático faro. Y a él se las han enviado, ni más ni menos que un grupo de amigas, amantes de la cultura y de los faros. Vamos a disfrutar del reportaje fotográfico.

Como se puede apreciar, tras la inauguración, los asistentes pudieron disfrutar de un ágape en el patio del faro. En ese aspecto, Mario también destaca por ser un buen anfitrión.

Exposición de pintura «Amores a mares» por Goyo Domínguez (1ª parte)

El viernes pasado, día 5 de agosto, se inauguró en el faro de Mesa Roldán la exposición de pintura de Goyo Domínguez «Amores a mares». Un acto amenizado por la soprano surcoreana Grace Hye Young y presentado por Amalia López Fernández. ¿Os suena el nombre, verdad? Efectivamente, ella es la mujer de Mario Sanz Cruz, farero de este faro tan carismático.

Por desgracia, no pudimos asistir a la inauguración, pero las amigas de Mario se encargaron de documentar todo lo que aconteció durante la presentación y han compartido con nosotros sus fotografías y vídeos. Así que desde aquí va nuestro agradecimiento tanto a ellas como a Mario por proporcionarnos todo el material con el que vamos a realizar las dos próximas entradas a nuestro blog.

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Mañana seguiremos publicando el resto de fotografías que nos ha proporcionado Mario sobre esta interesante exposición de pintura.

«Seis segundos» por Fran Sanabre

Primer domingo del mes de agosto y segundo relato de nuestro amigo Fran Sanabre. Vamos a disfrutar dentro de la sección “faros macabros” de un nuevo relato ambientado en un remoto e inaccesible faro. Se trata de Þrídrangaviti, un faro islandés, considerado como el faro más aislado del mundo, pero centrémonos en lo importante…

Seis segundos

Siempre he cortejado a la muerte, pero nunca como aquella noche de tormenta en que, navegando en solitario al sur de Islandia, mi velero se hizo añicos contra las rocas a los pies del faro de Pridrangar.

No soy un hombre temeroso, o al menos no lo era hasta entonces. Ni al doblar el Cabo de Hornos o practicar escalada libre, ni en San Fermín, ni en todas las peleas de bar con las que pretendía llenar mis noches vacías. No. No hasta entonces. No temí cuando las orcas atacaron la pala del timón del «Santa Ana» dejándolo sin gobierno y a merced de la tempestad, ni tampoco al chocar con violencia y hundirme junto a mi barco. No. Tampoco al sentir la presión del agua en mi cuerpo al ser arrastrado a las oscuras profundidades. Me ahogaba, moría, y había aceptado el final, pero algo (o alguien) sujetó mi mano… Y entonces desperté en el faro.

Abrí los ojos como después de un mal sueño y contemplé la total oscuridad. Diluviaba tan fuerte que no escuchaba las olas. Olía a tormenta y mar. Una puerta abierta dejaba colar a un insolente viento cargado de salitre y violentas gotas de lluvia. De pronto, una fuerte luz venció a la noche por un segundo para volver a dar paso a la total oscuridad. Conté hasta seis y el brillo volvió: Era la lente del faro. Miré a mi alrededor, estaba en una pequeña habitación sin muebles ni ventanas, sólo la puerta.

Necesité sólo un momento para verlo todo: Un pequeño generador y una especie de cuadro eléctrico, nada más. Bueno, y la mujer que me observaba sentada en un rincón como si allí no pasará nada.

  • Tranquilo, no tengas miedo.
  • No tengo miedo.
  • No te levantes, te has dado un buen golpe.

Me levanté. Sí que estaba magullado. Salí a comprobar dónde estaba y efectivamente, en lo alto de una roca inaccesible de cuarenta metros de altura. Algo no cuadraba.

  • Necesito que me expliques cómo hemos llegado hasta aquí.
  • Naufragaste y yo te salvé. Escalé la roca contigo a la espalda.

Aquello era imposible, no tenía sentido. Sólo era una joven delgada y no muy alta, pesaría la mitad que yo. Y muy guapa, por cierto. Demasiado guapa. Tanto que no seguí investigando mucho.

  • ¿Y tú de dónde has salido?
  • Del mar.

Medité por unos segundos. Me senté en el suelo, a su lado. Esperé a que la luz la bañara.

  • ¿Estamos soñando?

Oscuridad. Ella esperó también.

  • Depende. Para mí, en cierto modo, esto es un sueño.

Se me hacía más hermosa con cada nuevo destello del faro. Hacía preguntas que ella contestaba ambiguamente mientras yo contaba hasta seis para volver a verla. La importancia de las respuestas cedió a la importancia de su mirada, su boca y su pelo.

  • Eres preciosa.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis….

  • Gracias.

Se había acercado a mí durante el intervalo de sombra. Hice lo mismo. Jugamos a acercarnos mientras no nos veíamos hasta que nuestras bocas rozaron. Mi pecho latía con vida.

Llegaron los besos. Primero despacio, luego no. Su boca era húmeda, caliente y carnosa, su piel, terciopelo, su cadera, el lugar donde mis manos querían descansar para siempre. Si estaba muerto, aquello era el cielo.

Y mientras la tierra giraba, se libraban guerras o se perdía el tiempo en un atasco, mientras todo, lo relevante y lo mundano, pasaba, nosotros nos comíamos escondidos en el lugar más inaccesible y alejado. Los amantes del faro del fin del mundo.

Hicimos el amor hasta el amanecer, hasta mucho después de ver el último destello del faro, apagado automáticamente por la mañana. La tormenta había cesado. Aprovechamos los primeros rayos de sol y nos tumbamos desnudos en el helipuerto.

  • Dime la verdad, eres un fantasma.
  • Nooo.
  • Una sirena.

Ella negó con la cabeza mientras reía.

  • Eres una de esas mujeres foca de las Islas Feroe.
  • Jajaja, no. ¿Me estás llamando foca?
  • -¡No! Dios me libre.

Seguimos allí tumbados riendo hasta que llegó el helicóptero de rescate.

  • Tienes que irte. No preguntes por qué, hay cosas que no se pueden explicar, pero no puedo ir contigo. Todavía no, nuestra hora no ha llegado. Te queda mucho por hacer y por vivir, ya lo entenderás. Volveremos a vernos.
  • No me has dicho cómo te llamas.

A pesar de estar solos, se acercó y me susurró su nombre al oído.

  • Guárdame el secreto. Y ahora cierra los ojos y cuenta hasta seis, como anoche.
  • Y eso hice. Entonces desapareció.

Me quedé allí solo y confundido, con unos minutos para pensar en ella antes de que llegara el rescate. Me había enamorado y ya la echaba de menos. Por un momento me invadió la idea de no volver a verla más y, por primera vez en mi vida, tuve miedo.

Continuará.

2 x 1 en faros: El Rompido por Ángeles

Seguimos compartiendo con todos vosotros las fotografías de nuevos colaboradores. En esta ocasión es el turno de Ángeles, una vallisoletana con un corazón muy marinero. Decimos esto porque cada vez que su trabajo se lo permite se va a la costa a disfrutar. Le da igual el Cantábrico que el Mediterráneo, aunque sabemos de buena tinta que le encanta el Atlántico y en especial la costa gaditana aunque a la onubense también va cuando puede, prueba de ello son las fotografías que nos ha enviado. Ángeles es una enamorada de las costumbres, pueblos y playas del golfo de Cádiz. No descartamos que algún día decida irse a vivir allí.

Los faros de El Rompido son dos: el primero se encendió por primera vez el 29 de mayo de 1861. Está situado en la punta del mismo nombre, en la localidad de Cartaya, provincia de Huelva. Estaba equipado con un aparato óptico de 3er orden y su lámpara utilizaba el aceite de oliva como combustible.

En 1975 fue reemplazado por el nuevo faro, por lo que se desactivó definitivamente. El nuevo faro es mucho más alto y tiene un alcance mucho mayor.

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Linterna del antiguo faro de El Rompido

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El nuevo faro de El Rompido

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En esta fotografía Ángeles ha sacado los dos faros, las diferencias son más que evidentes

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A la izquierda, el viejo faro y a la derecha, el actual

En la próxima entrada os mostraremos las fotografías de otro de los faros que ha visto Ángeles. ¡Os va a sorprender porque no está en el golfo de Cádiz sino en otra de las zonas que le encanta visitar!

Vistas «desde» el faro de Cabo de Palos por Dulce y Salva

Hoy os traemos de la mano de Dulce y su pareja Salva, fotografías con vistas extraordinarias realizadas «desde» el faro de Cabo de Palos. Sí, habéis leído bien, «desde el faro» que no es lo mismo que vistas del faro.

Esta pareja residente en el municipio de La Unión aprovecha la cercanía de Cabo de Palos para visitar la zona y disfrutar de sus rincones, y por supuesto, de unas sensacionales puestas de sol. Cuando el trabajo se lo permite y tienen la tarde libre no lo dudan, se ponen los cascos y se trasladan al faro y sus alrededores dando un paseo en su moto. Una de esas tardes, se inscribieron en PlanOut para poder subir al faro de Cabo de Palos y poder observar desde la torre las impresionantes vistas tanto del mar Mayor (Mediterráneo) como del mar Menor. Además de apreciar el ocaso del sol. Según palabras de la propia Dulce, es un lugar mágico que no te cansas de visitar.

Pues bien, esta simpática pareja nos ha enviado unas fotografías muy ocurrentes, puesto que no son las convencionales del faro sino desde el faro. Y eso lo agradecemos porque nos apasiona que todos los que nos leéis no os dejéis influenciar por los cánones de fotografía sino que impongáis vuestro criterio y creatividad.

Gracias por estas fotos singulares desde una perspectiva diferente.

Hermosa vista del pueblo de Cabo de Palos desde la torre

Muchas gracias pareja por estas fotos tan ocurrentes.

Nos vamos de «faros» a Mallorca con Santi y MariE (2ª parte)

Continuamos contemplando los hermosos faros que nuestros amigos Santi y MariE tuvieron la oportunidad de ver durante su reciente visita a la isla de Mallorca.

Tras dejar atrás el faro de Formentor, se desplazaron hasta la bahía del Puerto de Sóller, donde pudieron ver hasta tres faros. A la derecha se encuentran: los dos faros de La Cruz -far de Sa Creu- (el antiguo y el moderno) y a la izquierda, el faro de Cabo Gros -far del Cap Gros-.

El faro primigenio de La Cruz -faro de Sa Creu-, también conocido “antigua faroleta del Bufador” -antiga faroleta des Bufador-, se inauguró el 15 de septiembre de 1864. Está ubicado al lado de una «chimenea o bufador» que expulsa agua del mar cuando hay temporales. Como consecuencia de la existencia de esa «chimenea», el faro está en ruinas. Desactivado al encender el actual faro de Sa Creu el 30 de mayo de 1944.

Mientras que el faro de Cabo Gros -faro del Cap Gros-, también conocido como “faro de La Muleta”, se encuentra situado a la izquierda de la bahía en el Morro des Xoriguer, en un promontorio llamado Punta Gros o La Muleta. Se inauguró el 20 de febrero de 1859.

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El faro de Cabo Gros situado a 120 metros sobre el nivel del mar domina toda la bahía

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La torre del faro del Cap Gros mide 22 metros

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El faro de La Cruz situado a escasos metros del antiguo faro

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El faro Sa Creu a pesar de medir sólo 13 metros destaca sobre el resto de edificaciones

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Nos alejamos de la bocana del puerto dejando atrás las siluetas de los tres faros

En la próxima entrega sabremos cuál fue la siguiente parada de nuestros amigos Santi y MariE. No os la perdáis.

Un faro en el Jardín Botánico de Gijón por Adán Muñiz (2ª parte)

Continuamos con el recorrido que hizo nuestro amigo Adán Muñiz por el Jardín Botánico Atlántico, situado en Gijón, Principado de Asturias. Os recordamos que tras recorrer el laberinto de laurel se encontraba a punto de alcanzar su objetivo, la réplica del faro de Cabo de Torres.

El Jardín Botánico se inauguró en abril de 2003. Cuenta con cuatro áreas temáticas: el Entorno Cantábrico, el Jardín de La Isla, el Itinerario Atlántico y la Factoría Vegetal. Su principal objetivo es dar a conocer la flora y vegetación existentes en el Atlántico norte.

El “Bioma Boreal Americano” se inauguró en septiembre de 2018 junto con el “Laberinto de laurel”. Estas dos nuevas áreas en el Jardín Botánico buscaban por una parte dar a conocer nuevas especies y por otra, aumentar las zonas de ocio. Además, el Laberinto se consideró un espacio de diversión y aprendizaje para aquellos que lo recorriesen. La instalación del faro en su interior fue un guiño al enfoque que se le da al Laberinto, ya que al simular las olas se pretendía que el faro guiase a los intrépidos que se adentrasen en él. Además, la luz del faro se enciende cuando se pone el sol para que los visitantes no se pierdan y lo encuentren.

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Tras seguir la última pista nos damos de bruces con el faro

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La réplica del faro de Cabo de Torres no deja impasible a nadie

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Desde esta perspectiva el faro parece mucho más grande

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Pero lo mejor está por llegar…

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En el interior del faro nos encontramos una recreación del tallo de una planta

El interior del faro simula el tallo de una planta y se pueden ver los tejidos vasculares de la misma: floema primario, floema secundario, cambium vascular, xilema secundario y xilema primario.

Muchísimas gracias Adán y no solo lo digo por las fotografías sino por toda la ayuda prestada…

Un faro en el Jardín Botánico de Gijón por Adán Muñiz (1ª parte)

Todos sabemos que los faros se encuentran en algún punto estratégico con la finalidad de servir como ayuda a los navegantes por lo que nos sorprende gratamente que en el Jardín Botánico de Gijón -Xixón- hayan instalado una réplica del faro de Cabo de Torres. Eso es lo que ha tenido que pensar nuestro buen amigo Adán Muñiz al realizar una visita familiar al Jardín Botánico y encontrarse un faro en mitad del laberinto de laurel «Laurus nobilis».

Antes de mostraros las fotografías queremos presentaros a Adán, un licenciado en Historia, que ha trabajado en uno de los archivos nacionales más importantes del país. Es un amante de lo insólito, apasionado de la mar y aventurero de profesión, buen padre, mejor amigo y por supuesto persona.

Bueno, sin más demora vamos a disfrutar de las fotografías que Adán le ha hecho a esta réplica del faro {con un tamaño menor que el original} instalada en diciembre de 2019 en el laberinto del Jardín Botánico.

Como curiosidad os diremos que el Jardín Botánico fue una idea del industrial gijonés Valdés. En su origen era de uso privado pero posteriormente pasó a manos públicas, hecho que no ha cambiado en la actualidad.

El “Laberinto de laurel” tiene una forma que simula las olas del mar;  se puede recorrer siguiendo unas preguntas de botánica que van indicando el camino correcto y en el centro se encuentra el faro.

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Iniciamos el camino del laberinto en busca del faro

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Nuestro sentido de la orientación nos acerca a la cúpula del faro

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La decoración del laberinto está cuidada al máximo para asemejarse lo más posible al mar

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Nuestro objetivo está bastante cerca…

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Última decisión y llegaremos al faro ¿o no?

Mañana seguiremos el recorrido por el laberinto con nuestro amigo Adán para alcanzar el ansiado faro. No os lo perdáis.