Seguimos publicando la entrevista que nos concedió Diego Ramos, autor de la novela histórica titulada «El último morisco». En el anterior bloque nos centramos en los entresijos de la novela y ahora es el turno de las preguntas fareras.
Diego, nos comentaste que en la novela aparecía un faro y queremos saber ¿cómo conociste la existencia de esa luz?
La primera escena del libro se sitúa a escasos metros del lugar donde está el faro y que se produce un desembarco pirata en la cala de agua amarga y un enfrentamiento con los vigías de la torre cercana.
Además del faro de Mesa Roldán, ¿has visitado algún otro faro?
Sí, a unos 20 km de mi casa se encuentra el faro de Calella de mar, delante el que he pasado centenares de veces. También recuerdo una visita al faro de de “Cap de Creus” donde se rodó la película “El faro del fin del mundo” protagonizada por Kirk Douglas y Yul Brinner.
El más exótico que he visitado sin embargo es el “Peggy’s cove lighthouse” cerca de Halifax, en Canadá.
¿Qué te transmite la luz de un faro?
La luz de un faro me transmite una sensación de permanencia y seguridad frente a la oscuridad y el caos de los elementos. También me recuerda la pequeñez del ser humano frente a la inmensidad del mar. Es un símbolo de resiliencia, que ilumina el camino incluso en las circunstancias más adversas.
¿Crees que se puede comparar al último morisco con el último farero?
Interesante punto de vista, de hecho, tienen bastantes puntos en común. Dejaré que el lector los descubra.
¿Te gustaría comentarles algo a los lectores antes de despedirnos?
Los pueblos que desconocen su pasado están condenados a repetirlo. La historia nos ayuda a reflexionar, es el antídoto que nos permite interpretar las amenazas y combatirlas a tiempo.
Esto es una petición. Echamos de menos una presentación de la novela en el faro de Mesa Roldán ¿por qué no te animas?
Cuando queráis, eso es cosa hecha.
Muchas gracias, Diego. Suerte con las ediciones en otros idiomas. Ya nos irás informando.
Hace un tiempo coincidimos con Diego Ramos en la presentación de un libro en el “faro de Mesa Roldán” y tras intercambiar algunas palabras, nos habló de su primera novela llamada “El último morisco”. Una novela histórica centrada en esta tierra que tanto ama (Almería).
Le comentamos que sólo escribíamos sobre faros, y antes de darnos la novela, nos recalcó que en ella aparecía un faro. Ya hemos terminado de leerla y podemos corroborar que sí se habla de un faro primigenio, tal y como nos dijo Diego en su momento. Por este motivo, consideramos que es el momento de realizar la entrevista que pactamos.
Antes de empezar con las preguntas queremos felicitarte por tu interesante novela. Sinceramente, engancha desde el principio y todas las historias que narras la hacen más atractiva.
¿Cómo surgió la idea de escribir una novela histórica? y ¿por qué elegiste esa etapa de la historia en concreto?
Un buen día hace unos 12 años, mientras investigaba la genealogía de mi familia tropecé con un documento del que nunca había oído hablar, El libro de Apeo y repartimiento de la villa de Sorbas. Se trataba de un documento que hasta los más viejos del lugar desconocían.
Ese incunable redactado en 1572, es una especie de escritura notarial por la cual el rey Felipe II mandaba expropiar a los moriscos de Sorbas y repartían sus propiedades entre medio centenar de colonos cristianos viejos.
Aquella revelación me dejó aturdido.
Como podía ser que se deportara a esos españoles que no se habían revelado contra la corona, arrebatándoles sus tierras, casas y modos de subsistencia.
A medida que averiguaba más informaciones sobre aquellos exiliados me convencí de que aquella historia no podía quedar silenciada.
Nos gustaría saber ¿qué fuentes bibliográficas consultaste?
Empecé devorando los 14 tomos de la Historia general de Almería y su provincia escritos por el padre Tapia cronista de la ciudad de Almería.
A continuación, estudié las obras de los 3 cronistas de la guerra de las alpujarras (Diego Hurtado de Mendoza, Luis del Mármol Carvajal y Ginés Pérez de Hita) que fueron testigos de lo acaecido, así como las obras de los historiadores almerienses Valeriano Sánchez Ramos y Juan Grima.
Mención aparte me ha merecido la bibliografía del historiador Vincent que: para mí es el mayor experto en la cuestión de los moriscos y que ha tenido la gentileza de escribir el prólogo de la versión francesa de mi libro.
Todo ello ha sido completado con visitas a los lugares de la novela si como al archivo histórico provincial de Almería donde se encuentran números protocolos notariales de la época.
Finalmente, he ido consultando los números artículos y escritos que se ponen a disposición del público a través de la plataforma www.academia.edu
En la novela aportas los datos de manera bastante profusa, ¿qué es lo que más te costó contextualizar?
Lo más difícil fue mantener una cierta fidelidad a la forma de hablar de la época sin complicar en exceso la lectura.
¿Con cuál de los dos personajes que soportan el peso de tu novela te identificas?
Es una pregunta interesante porque me identifico con ambos, cada uno tiene sus cualidades y sus defectos, pero nunca se rinden y luchan por seguir adelante.
¿Cuál es tu opinión sobre los motivos que indujeron a Felipe II a actuar así? ¿Piensas que se debía exclusivamente a la religión o que había motivos económicos detrás?
En el caso de Felipe II creo que se trató principalmente de una cuestión de estado. La amenaza otomana era un peligro muy real y la Corona tenía ya suficientes frentes como para permitir una quinta columna en España.
¿En qué proyectos estás embarcado en la actualidad?
Acabo de publicar la traducción del libro en francés bajo el título “Al-Ándalus, adieu” y de la versión inglesa titulada “The Last Morisco”. Así que estoy dedicando bastante tiempo a la promoción de estos libros.
Hace poco más de un año que se publicó la novela «El farero del fin de Mundo» de la periodista y escritora chilena Patricia Štambuk. Hoy tenemos la oportunidad de entrevistarla.
Patricia lleva una dilatada carrera dedicándose a la escritura. Esta novela es la novena que escribe. Además, ha obtenido numerosos premios y distinciones como el Premio Nacional de Periodismo de Chile que se lo concedieron el año pasado. Y por si eso fuera poco, os diremos que fundó el Centro de Estudios del Estrecho de Magallanes y es miembro de la Real Academia Chilena de la Lengua desde 2018 y vicedirectora desde 2022.
Tras ocho libros en los que has hablado de los pueblos originarios de Chile o de la biografía de la compositora y cantante chilena Violeta Parra ¿cómo se te ocurrió escribir sobre un farero?
Nací en Magallanes y los faros son parte de nuestro imaginario austral aunque sea difícil conocer varios de ellos. Eran tiempos de pandemia. Cuando supe que un farero, que era un buen relator y además un talentoso artista, había estado en los faros del Estrecho de Magallanes oriente a occidente, me decidí a ver la soledad desde otro punto de vista, la del farero, que la elige, a diferencia de los años de la pandemia y cuarentenas en que fue una soledad obligada.
Para escribir un libro sobre faros hay que documentarse previamente, ¿de dónde has obtenido toda la información relativa a su funcionamiento y a las costumbres diarias de los fareros?
Si bien tuve que buscar antecedentes históricos en algunos textos, la gran mayoría de esas costumbres, en los años 60, fueron aportadas por el mismo protagonista, José Raúl Rodríguez, que tiene una memoria extraordinaria y realizó todas las tareas que demandaba la atención de un faro en esos años, más pesadas que las de hoy. En mis obras lo documental dentro de la obra es secundario.
En tu novela hablas hasta de ocho faros chilenos, ¿has tenido la oportunidad de visitar alguno? ¿Cuál es el que más te ha gustado?
Sí, conozco los faros San Isidro y Dungeness y otros no habitados. Hace ya muchos años, tantos que no quiero acordarme, participé en un viaje de abastecimiento de faros en los canales occidentales y pude bajar por red de desembarco a un fanal. Un recuerdo imborrable. Ahora espero la oportunidad para viajar a otros.
Nos gustaría saber si la historia sobre el personaje principal, José Raúl Rodríguez LaTorre, o como tú lo llamas en ella, Yul, ¿es un personaje de ficción o si por el contrario es una novela biográfica?
¡Es una biografía de principio a fin! Este libro se inscribe en la línea de las memorias que he realizado, con fuentes primarias, es decir, aquellas personas que protagonizaron los hechos o fueron testigos de ellos. No es una novela como la de Verne, El faro del fin del mundo. Este Farero del fin del mundo es historia contemporánea pura.
¿Qué es lo que más te ha llamado la atención sobre la vida en los faros?
En el caso de los relatos de don José, la alegría y compañerismo del equipo. El buen espíritu para enfrentar esa soledad y lejanía como una experiencia que muchos han querido repetir, y no solo porque el sueldo sea mayor que lo normal. Hay un encuentro con la naturaleza y con ellos mismos. El que está bien consigo mismo, puede estar bien en un faro azotado por las tempestades en el último peñón de la tierra.
¿Qué curiosidad destacarías sobre alguno de los faros que aparecen en tu novela?
Me impresionaron muchas historias, como la del excepcional día apacible en el agitado Océano Pacífico en el Evangelistas, tal como cuando salió Magallanes por la boca occidental del Estrecho. Por algunas horas fue un lago. También los dramáticos naufragios, a los pies prácticamente del Punta Dúngenes y Fairway; o la muerte cruzada entre fareros y kawésqar en el Bahía Félix. Y sobre todo, me cautivó poder mostrar cómo se aprecia el devenir del mundo, del país, siendo vigías solitarios en el mar.
Con esta entrada finalizamos la entrevista que nos concedió Dory Ruiz. Hasta ahora le habíamos preguntado por su afición por la pintura, las acuarelas más concretamente, por su interés por los faros y ahora es el turno de conocer de dónde viene su otra pasión, la poesía.
Nos hemos centrado en la pintura, pero queremos conocer más sobre otra de tus facetas, la de poeta. ¿Qué nos puedes contar sobre eso?
Escribir es una prolongación de mi misma. No me considero poeta ni escritora, pero sí que hago tímidas incursiones con una prosa poética que no siempre plasmo en papel o escribo en papelajos, acompañando algún dibujo a bolígrafo o pluma, que no han ido a ningún libro, a ningún sitio ni irán; es un poco desnudarme a través de la palabra y en cierto modo me da mucho pudor.
Mis participaciones en antologías han sido muy escasas y sólo porque eran con fines benéficos y promovidas por mí.
¿Cómo surgió la idea de crear la asociación «Proyecto Etcétera»?
Surgió tras juntarnos un grupillo de artistas o dibujantes locos, que no vivimos de esto, ya que nuestras profesiones nada tienen que ver con esto, pero que un espíritu altruista nos mueve la cultura en todas sus facetas. Así, surgió la necesidad de crear una asociación con un registro fiscal para poder fiscalizar con total transparencia los proyectos benéficos o sin ánimo de lucro que pudiéramos llevar a cabo. Como amigos que coincidimos en inquietudes artísticas no teníamos ninguna necesidad, ya que ni siquiera teníamos que constituirnos como asociación registrada (que es una autentica pesadilla burocrática). Pero al manejar dinero aunque sea con fines puramente benéficos era necesario o precisamente por eso vimos la necesidad de fiscalizar para poder ofrecer una total transparencia en el desarrollo de estos proyectos artísticos, culturales y editoriales con objetivos benéficos.
Así mismo a través de nuestra asociación estamos dispuestos a colaborar con cualquier asociación o colectivo que comparta nuestros ideales y considere que nuestros recursos humanos puedan ayudar en algo a sus propósitos.
¿Cómo ha sido la acogida del libro “Cabo de Gata. Espuma y versos”?
Ha sido súper buena desde el principio. Al ser una antología en la que participamos muchos autores y artistas ha sido más fácil llegar a más gente. El libro lleva un código QR a través del cual se puede escuchar al propio autor recitar sus poemas; eso es un atractivo y beneficia la accesibilidad a más gente.
Es importante haber contado también con la participación de mucha gente comprando y difundiendo, también hemos contado con la ayuda de instituciones como por ejemplo: el Ayuntamiento de Roquetas de Mar, la biblioteca de la localidad, la biblioteca Francisco Villaespesa (de Almería) y por último, la escuela de Música, Danza y Teatro de “El Parador”. Allí, nos permitieron hacer una presentación grandiosa en la que se combinó la danza, la música y un recital poético, y todo acompañado de una exposición de obras originales sobre el Cabo de Gata.
También hemos contado con la colaboración altruista de la librería Picasso (de Almería) y la Biblioplaya. La librería ha renunciado a sus beneficios como entidad, ya que como todos sabéis los beneficios de este libro van destinados íntegramente a la compra de alimentos infantiles para las familias más desfavorecidas de la provincia de Almería.
Y quiero aprovechar este espacio para darles las gracias a todos los que han contribuido con su generosa participación para hacer de este libro y de este proyecto necesario un éxito.
¿En qué proyectos estás inmersa en estos momentos?
Ahora mismo estoy preparando una exposición individual sobre faros y el Cabo de Gata, que tengo en mente y voy madurando, una antología de poemas y relatos cortos sobre Almería y su casco histórico.
Como vocal de la asociación de acuarelistas de Andalucía estoy trabajando en la organización de talleres y cursos para poder seguir creciendo en el mundo de la acuarela, bebiendo de otras fuentes, trabajando mucho para que en 2026 se pueda organizar un gran encuentro de acuarelistas andaluces en Almería. Y poder ofrecerles lo mejor de esta tierra y que les sirva de inspiración como a mí.
Para finalizar, os mostramos la acuarela que hizo Dory tras su sesión de fotos para esta entrevista.
Muchas gracias, Dory. Suerte en todos tus proyectos.
Seguimos compartiendo la interesante entrevista que nos ha concedido Dory Ruiz, una acuarelista y poeta, que transmite muchas sensaciones tanto con los pinceles como con las palabras. En esta segunda parte vamos a centrarnos en las preguntas que se refieren a los faros.
A nuestros lectores siempre les gusta saber qué relación guardan los entrevistados con los faros. ¿Cuántos has visitado?
He sido guía turística durante once años, además de ser una viajera infatigable por placer. He visitado muchos faros; no sabría concretar ni hacer un recuento, han sido muchos y además, siempre me han atraído por todo lo que significan, también por su significado espiritual. Los faros tienen un significado místico, casi espiritual, que nos invitan a la paz interior; incluso, para algunos, tienen hasta un punto romántico. Su ubicación, próximos a la costa, les expone a las inclemencias del tiempo y su imponente presencia es un símbolo de fortaleza, confianza y resistencia.
Me atraen los faros y las “personas faro”. Son aquellas que con su presencia te llenan de energía y de luz. Esas son las claves sobre sus rasgos de personalidad. Todos deberíamos rodearnos de las llamadas “personas faro”, nos guían, nos llenan de energía… de luz.
¿Cuál es el que más te gusta?
El que más me gusta es sin duda el faro de Cabo de Gata. Emocionalmente me atrapa. Es el que me trae a mi tierra; es donde sé que estoy en casa, que puedo estar tranquila. Me trae a las playas que conozco, a la arena y a la sal a la que mi piel está acostumbrada y aunque a veces me azote desde el levante o desde el poniente y me arañe la piel, yo siento siempre como una caricia en el alma. Pero lejos de mi y por su significado histórico y viéndolo desde un punto de vista romántico me cautiva el faro de Alejandría.
¿Lo has dibujado?
¡Ja, ja, ja! Claro, varias veces, desde distintas perspectivas. Lo he pintado en el estudio y también in situ.
De todos los faros que has hecho, ¿cuál te resultó más difícil de dibujar?
Quizás este de Cabo de Gata porque lo reconoce todo el mundo de mi entorno o aquellos que pueden acceder a mi pintura. Esto es cómo ¿qué es más difícil, dibujar un perro o un dragón? El perro sin duda porque nadie sabe cómo es el dragón, puedes poner y quitar a tu antojo casi, ¿pero un perro? Todo el mundo sabe cómo es un perro y hasta las distintas razas y sus rasgos más característicos.
¿Sueles repetir tus acuarelas de faros?
No, bueno no mucho, solo hasta que me salen bien. Ja, ja, ja. O al menos me dejen satisfecha, pero el faro de Cabo de Gata y el de Sabinal los he repetido varias veces, pero muy distintos entre sí. Como te explicaba antes hay tantos factores que influyen en el resultado de una acuarela que no salen dos iguales. Se puede repetir tema, pero jamás acuarela.
Durante la presentación del libro de antología poética «Cabo de Gata: espuma y versos»tuvimos la suerte de conocer a Dory Ruiz, una acuarelista y poeta que nos emocionó con la lectura de varios poemas suyos incluidos en dicho libro. Pues bien, hoy vamos a compartir la entrevista que nos ha concedido en la que nos habla de sus dos pasiones y cómo se inicio en ellas. Muchas gracias, Dory, por abrirnos los colores de tu vida.
En primer lugar lo que nos gustaría saber es qué te motiva más ¿dibujar o escribir poesía?
Ambas cosas a la par, puedes escribir en cualquier momento o situación, plasmar una idea, un pensamiento, un sentimiento, un sueño, un anhelo, a veces escribo de noche, entre duermevela, sin necesidad de coger lápiz ni papel, intento retenerlo y plasmarlo al día siguiente por escrito o incluso a veces lo hago en el móvil y al día siguiente lo repaso.
A través de la pintura para la cual ya necesitas un espacio, un tiempo y unos materiales es quizás a veces expresar lo que sentimos o lo que nos cura el alma cuando nos faltan palabras, cuando el diccionario se queda corto para expresar tanto como sentimos a veces. Y para esas ocasiones nos servimos de los colores, los trazos, unas veces mediados, otros impulsivos, las -pinceladas locas- como yo las llamo también hablan y también nos cuentan cosas hasta las pinceladas que no se dan, sólo que esas forman parte de un lenguaje más intimo. Ja, ja, ja.
¿Desde cuándo pintas y cómo surgió esa afición?
Todos pintamos desde niños; creo que es de los primeros gestos de expresión que tenemos los seres humanos; ya lo hacían los primitivos aún sin recursos, pintamos antes de andar, antes de hablar y desde luego antes de escribir. Cuando un niño te regala un dibujo es el regalo más valioso que puede hacerte.
Me resulta curioso pensar por qué abandonamos la pintura conforme vamos haciéndonos mayores. Yo retomé la pintura en 2017, ya mayor, con el único afán de salir de la monotonía del trabajo, de la casa y de una vida bastante sistemática. Pensé en la pintura porque de alguna manera siempre ha estado presente en mi vida aunque haya sido meramente como espectadora.
Y fue de la mano de mi hermana, amiga Mariquina Ramos, una magnifica persona, artista y maestra con quien comencé de nuevo a repetir aquellos trazos que abandoné de niña; luego seguí decantándome por la acuarela de la mano del mayor maestro que pudiera haber tenido, un acuarelista por excelencia, don Julio Visconti, a quien desde aquí quiero mandar un beso al cielo. Siempre agradecida por tanto como ha aportado a que la droga de la acuarela se me metiera en vena, porque a través de ella vivo grandísimas satisfacciones. He conocido gente maravillosa y sigo teniendo la suerte de compartir experiencias increíbles a través de este hermanamiento que se forja alrededor de la acuarela como en ninguna otra expresión pictórica.
¿Tienes algún horario para pintar?
No tengo horarios. Pinto cuando me viene de gusto, cuando tengo una idea, una necesidad, cuando me ilusiono con algún proyecto, cuando necesito salir de algún abismo raro, cuando la luz, el aire, los colores me llaman, cuando me encuentro en un estado de bienestar emocional o por decirte algo más hasta cuando necesito sentirme un poco niña. Por eso no acepto encargos ni sucumbo a trabajar bajo presión de ningún tipo.
Además de la acuarela, ¿sueles utilizar alguna otra técnica para pintar?
He pasado por distintas técnicas como: el óleo acrílico, ceras, pastel, carboncillo, etcétera. Pero me decanto por la acuarela por su impronta porque es una pintura espontanea, de primera intención, empiezas y acabas dada la rapidez del secado y el resultado es inmediato. También porque es una técnica donde tú no mandas, manda el agua, la humedad del ambiente, el papel y a una solo le queda aprovechar las oportunidades y transformarlas en la medida en que todos los factores y circunstancias nos permitan hasta conseguir el resultado que se pretende ¿o no? Ja, ja, ja.
Muchos de vosotros ya conocéis a Isaac Mantecón porque hemos hablado de él en este blog, pero para los que no sabéis quien es o no os acordáis, os diremos que es un marinero que ha navegado muchas millas en varios barcos pesqueros. Ha mamado el arte de la pesca desde bien pequeño en su Cantabria natal, la empezó a ejercer bien lejos de allí y terminó en Cartagena, ciudad en la que reside actualmente. Nosotros hemos tenido la fortuna de conocerlo personalmente, y tras contarnos su proyecto, decidimos que era muy interesante que nuestros lectores lo conociesen para poder saber el origen de los nudos que hace.
Esta entrevista la hemos hecho mientras nos tomamos un café en la cantina de la Cofradía de Pescadores. Allí nos esperaba Isaac con varias cuerdas e hilos de colores y una pequeña navaja en sus manos, que maneja como una extensión más de sus dedos mientras trabaja.
En primer lugar, gracias por atendernos, ¿de dónde surge esta afición por los nudos?
La afición por los nudos me viene desde muy pequeño, ya que mi patio de juegos fue la cubierta del barco de pesca que tenía mi padre. Como en los barcos de pesca se utilizan diversos nudos aprendí los básicos y después con los años la experiencia y las inquietudes de continuar aprendiendo me han traído hasta donde estoy ahora.
Cómo buen marinero que eres ¿qué sientes cuando ves un faro?
Añoranza y jubilo a partes iguales añoranza porque cuando sales de puerto lo último que ves es el faro y jubilo porque cuando vuelves a tierra lo primero que ves es el faro y sabes que estás cerca de los tuyos.
¿Cuál es el faro que más te ha impresionado?
El faro que más me impresionó fue el faro de Green Point en Sudáfrica y no porque fuese un faro grande ni majestuoso simple y llanamente sino porque estaba cruzando del Atlántico al Indico y pasando uno de los cabos que me darían derecho a llevar un pendiente en mi oreja izquierda a mis 18 años.
Nos llamó mucho la atención ver en la página de Facebook que gestionas “Nudicos marineros” un faro y un nudo, ¿cómo se te ocurrió esa idea?
Realmente fue algo que se le ocurrió a mi hijo menor de 4 años, que puso el faro a un nudo plano que tenía en mi mesa de trabajo formando un conjunto que parecía hecho adrede.
Estamos llegando a unas fechas muy significativas en las que se prodigan los regalos ¿cuál es para ti el nudo más original para dar ese toque de distinción?
Podría nombrar muchos nudos decorativos que podrían valer en estas fechas, pero creo que uno de los más apropiados sería el nudo de estrella o el nudo cabeza de turco aunque para gustos… Nudos.
Estuviste exponiendo tus objetos en la Feria que se celebró en el Portús; nos llama la atención que con la infinidad de objetos marineros que existen escogieses dos faros para decorar tu mesa ¿a qué se debió ese guiño a los faros?
Está claro que los marineros siempre han estado ligados a los faros y como no podía ser menos en una decoración marinera faros debía de haber.
Os dejamos los enlaces a sus redes sociales por si queréis ver todo lo que hace Isaac.
Hace dos años tuvimos la suerte de conocer la existencia de una novela llamada “La Isla Observatorio”, su autor Juan Pablo Bello, accedió a responder nuestras preguntas. Acabamos de darnos cuenta de que no le hemos hecho ningún tipo de seguimiento a esta interesante historia. Así, que hemos vuelto a contactar con Juan Pablo para preguntarle cosas sobre el libro y no sobre su vida personal.
Ha pasado bastante tiempo desde que contactamos contigo ¿podrías decirnos como han ido las ventas de tu libro?
Se vendió una importante cantidad, sobre todo fue demandado en Ushuaia, aún quedan algunos pocos ejemplares de la primera edición.
No sabemos si se ha publicado ya la segunda edición o si lo tenéis en mente. Cuéntanos algo más.
Si, está en mente sacar la segunda edición, estoy averiguando poder hacerlo con otra editorial e incrementar la cantidad de mapas y fotografías.
En este tiempo (ínterin) que ha transcurrido desde la publicación del libro hasta hoy, ¿cuáles son los proyectos en los que has participado o estás inmerso?
Trabajé principalmente sobre la realización de otro libro, este se denomina «Islas de San Pedro, Las mal llamadas Georgias del Sur». Es el 1.er libro en castellano dedicado exclusivamente a este territorio argentino que se encuentra usurpado.
En el libro hablas del faro Año Nuevo, del faro Cabo Vírgenes, del faro de San Juan de Salvamento, etc. ¿Cuál de ellos te ha resultado más interesante?
Cada uno de estos tres faros tiene una historia propia y característica que les da una impronta distinta a cada uno. Cabo Vírgenes surge como resultado a la necesidad de la presencia del Estado ante el desorden causado por la fiebre del oro, el faro del Fin del Mundo es la historia del sacrificio y la privación en un territorio agreste y hostil, pero con la importante misión de ser una luz en la ruta interoceánica. Año Nuevo, en cambio tiene su origen en ser una mejora, en ser un elemento más dentro de un proyecto científico que estaba desarrollado para la proyección antártica.
¿Quéopinas sobre las estaciones meteorológicas que se instalaron en los faros?
Es muy necesario contar con datos científicos en los lugares donde están emplazados los faros, contar con estas lecturas es beneficioso desde todo punto de vista, sobre todo para la navegación segura.
La información tan detallada que aportas sobre cada uno de ellos ¿te ha costado mucho trabajo encontrarla?
Al no contar con los legajos originales de los faros por haberse perdido en un incendio, fue como armar un rompe cabezas, basándose en la planificación de la investigación y las interrogantes que ésta planteó, en algunos lugares se encontraban varias piezas, en otros una sola y en algunos ninguna. La búsqueda de algo muy específico, a veces contrastaba con el encontrar datos que eran un aporte a otro tema que quería tratar.
Por último, queremos saber si con el paso del tiempo y tras los comentarios de los lectores ¿crees que has alcanzado el objetivo que te propusiste cuando iniciaste la investigación para escribir el libro?
Cuando un lector, después de haber comprado y leído tu obra, se toma el trabajo de escribirte para felicitarte, contarte una anécdota o decirte que es familiar de algunas de las personas estudiadas, es una satisfacción personal, que excede cualquier logro comercial o profesional. Todos los mensajes de este tipo recibidos son los que hacen que el objetivo esté ampliamente cubierto. Desde ya muchas gracias.
Hoy os presentamos a Leonardo Archila, un escritor colombiano, más concretamente de Bogotá, que este verano ha publicado su primera novela, “El arcano de Majuy”. En primer lugar, queremos disculparnos con él por la tardanza en la publicación de esta entrevista. A continuación queremos agradecerle su colaboración desinteresada.
Leonardo es filósofo, egresado de la Universidad Nacional de Colombia, pero no es nuevo en estas lides, puesto que trabajó como editor para editoriales tan importantes como Planeta o Intermedio Editores. Hoy en día dirige su propio proyecto editorial, Piélago Perpetuo, que publica libros que tengan que ver única y exclusivamente con el mar.
La primera pregunta que nos viene a la mente es ¿qué relación guarda el cerro de Majuy con los faros?
No sabría decirlo, aunque si vinieras a Bogotá podrías darte cuenta que el Majuy es como un faro que marca el oeste-nor-oeste de la Sabana, la gran planicie sobre la que se extiende la ciudad. En un sentido figurado, o si quieres poético, todas las montañas son faros, como pasa con el cerro La Popa, en Cartagena de Indias, o con la Sierra Nevada de Santa Marta, la montaña costera más alta del mundo. En mi novela esta sierra nevada, que se llama Tayuna, es un gran faro que marca un lugar sagrado, y en general allí se da cuenta de cómo las montañas eran sagradas para algunos pueblos indígenas como los muiscas, antiguos habitantes de Bogotá, quienes las adoraban por su cercanía con el cielo, y por lo tanto con el sol y la luna, y por ser sus cimas uno de los lugares donde se despedía a los muertos. Y esa labor la cumplió, y la cumple, el Majuy.
Este verano la editorial Rey Naranjo Editores publicó tu novela. ¿Cómo se ven las cosas desde el lado del escritor? ¿Es fácil negociar?
Bueno, debo decir que todos mis años en la industria editorial me sirvieron mucho en esta nueva etapa de ser autor-editor al mismo tiempo. Lo primero, no darme tanta importancia como autor, pues tuve que lidiar con los egos de varios autores y pude constatar que no hay nada de qué creerse tanto; y por otro lado, conocer el mundo del libro desde dentro también me permitió conocer en profundidad qué hay detrás de una publicación y eso facilitó mucho la negociación con mi editor y en general todo el proceso editorial, pues así como fui muy respetuoso, también pude exigir de modo razonado a mis editores, y la verdad toda la gestión salió muy bien. Respecto a lo otro, en general pienso que cuando hay interés siempre va a ser fácil negociar, siempre y cuando haya claridad y honestidad en ambas partes, y eso aplica para cualquier circunstancia de la vida.
Nuestros lectores siempre quieren saber si los autores tienen algún vínculo especial con los faros, ¿es tu caso?
Sí, los faros ejercen en mi una atracción particular. Uno de los recuerdos más fuertes de mi primer viaje al exterior, que tuve la increíble fortuna de hacerlo a bordo de un barco mercante, fue poder ver faros desde el mar. Recuerdo en particular uno que me marcó, y cuyo haz de luz sigue de alguna manera iluminando en mi alma, como fue el faro de Cádiz. Desde que arribamos a la ciudad pude ver a su estela darle sentido no solo a la costa, sino a la noche y al horizonte entero, y luego caminando por la ciudad pude ver su halo pasando rasante por encima de esquinas y edificios. Era invierno y el contorno de la luz era de una precisión y una claridad increíbles, parecía barrer completamente el cielo. Luego tuve sueños persistentes en los que sentía cobijo y protección bajo su luz. Me vinieron a la mente entonces, y luego se convirtió en una especie de estribillo propio, las palabras del escritor gallego Álvaro Cunqueiro, quien hablaba del “látigo de luz” de los faros. En el mismo viaje conocí otros puertos con faros importantes como: Barcelona, Marsella o Génova, pero ninguno me impacto ni me marcó tanto como el del castillo de San Sebastián. Hace poco me enteré de que habían cambiado las luces del faro. No sé cómo será que alumbra ahora, pero eso que viví hace 30 años, nunca volví a ver nada igual.
De todos los faros que hay en tu país, ¿cuál es el que más te gusta? ¿has podido visitarlo?
Hay dos faros muy bellos e históricos, que además se pueden ver de cerca, como son: el faro de Castillogrande en Cartagena de Indias y el faro del Morro en Santa Marta. Son los únicos en mi país que yo conozca que están construidos con torre, “a cal y canto”. Pero el que más me ha emocionado ver fue el de Punta Gallinas, en la Guajira, el faro más al norte de toda Suramérica, que pude ver brillar en la noche en el viaje de regreso, el mismo viaje de la pregunta anterior, cuando veníamos navegando a favor de la corriente del mar Caribe desde Maracaibo, en Venezuela.
¿Qué te inspiró a escribir un libro sobre la navegación?
Mi experiencia y mi vida en el mar. El viaje que te cuento, como te podrás imaginar, me cambió la vida. En ese entonces yo era un estudiante universitario que solo conocía del mar la playa, pero de vuelta a tierra esa vez llegué decidido a convertirme en marinero, a dedicar mi vida a navegar. Y así lo hice, solo que por apenas un lustro, pues mi país, pese a tener costas sobre los dos océanos más grandes del planeta, vive de espaldas al mar, de modo que no tuve oportunidad de seguir haciéndolo por distintas razones. Pero en mi corta vida de marinero adquirí una visión de mundo y de las relaciones humanas que me han permitido sortear todas las vicisitudes de la vida, y por eso empecé a escribir inspirado en ese punto de vista, y pese a situar a mis personajes en un río, en la novela están todo el tiempo navegando, aguas abajo, con el propósito expreso de llegar hasta el mar.
Desde tu punto de vista, ¿cuál es la interpretación que se le puede dar a los faros?
Los faros son avisos, de peligro, de costa, de posición para el navegante, y en ese sentido son referencias que ubican, protegen, indican y designan un rumbo correcto, lejos del azar y del riesgo. Esas construcciones maravillosas, aunque sean simples estructuras metálicas como el de Punta Gallinas, o preciosos edificios como la Lanterna o el del Morro, con su presencia nos orientan, con su luz nos ponen alertas con un mensaje de serenidad, de seguridad, de confianza. Y así como los navegantes necesitan del faro para sus navegaciones, las personas requerimos luces que nos indiquen si vamos por el camino debido, montañas que nos permitan ubicar nuestro lugar en el mundo. Los faros son las señales que nos permiten habitar el mundo, sean estos reales o figurados.
Ya para terminar, háblanos de tu editorial, ¿cómo es eso que sólo publican libros que tengan que ver con el mar?
Piélago Perpetuo es una editorial que solo quiere publicar libros que hablen del mar, del agua, del océano, de los viajes, en fin, del infinito. Sin importar el género o el formato o el soporte, mientras el agua y sus vaivenes sean protagonistas, será una publicación de Piélago Perpetuo. Es un esfuerzo independiente, con recursos propios, o sea que no está definida por el “tontos por ciento” de los que habla Sabina, y sus libros como embarcaciones son hechos manualmente sin afán, pero con mucha dedicación, pura carpintería de ribera. Apenas llevamos un par de años y un par de títulos, pero no tenemos prisa, ya subirá la marea y podremos botar al agua más títulos.
Cuando el pasado 7 de octubre os mencionamos por primera vez a Pedro Martínez Ruiz, os dijimos que recordaseis su nombre porque se iba a hablar mucho de él. Pues bien, aquel titular que podía parecer muy sensacionalista se ha cumplido. Resulta que su libro «Cuando aprendí a vivir» va por la 3ª edición. Sí, como lo leéis, acaba de salir a la venta. Ahora habrá gente que nos comente que las ediciones actuales son de muchos menos ejemplares, que por eso no tiene tanto mérito, etc. El caso es que es innegable que para llegar hasta aquí se han tenido que vender muchos libros y eso es lo que vamos a hablar con el autor en la siguiente entrevista.
Buenas tardes Pedro, en primer lugar queremos felicitarte por haber alcanzado la 3ª edición de tu libro “Cuando aprendí a vivir” y por la publicación del mismo en italiano «Quando ho imparato a vivere».
-¿Nos puedes comentar tus impresiones al alcanzar este hito?
Muchas gracias Chema, para un escritor ver como su libro llega a más personas es todo un orgullo. En mi caso me produce una felicidad inmensa ver como este camino en forma de libro llega a más personas cada día.
-Cuando presentaste tu libro en el faro de Mesa Roldán nos comentaste que tenías previsto que se tradujera a otros idiomas el libro para poder ampliar el cupo de lectores. ¿A qué idiomas se ha traducido y en qué países se vende?
A día de hoy se ha traducido a italiano y en ese país comienza a leerse y a compartir la historia de Daniel a lo largo del Camino de los Faros. Está en estudio de traducirse a otros idiomas, pero aún no está traducido. Seguro que pronto habrá novedades.
También nos hablaste del merchandising que rodeaba al libro, como por ejemplo las tazas con la portada del libro y las personas faros. ¿Vais a promocionar el libro con más artículos?
A pesar de que estos artículos han tenido buena acogida, a día de hoy no se ha planteado ningún producto más, pero no se descarta tampoco ampliar alguno.
-Nos consta que la presentación del libro fue satisfactoria, pero también agotadora. ¿Te ves con ánimo de volver a recorrer la península para llegar a más lectores?
La gira fue una experiencia muy enriquecedora porque pude conocer lugares y personas increíbles, e incluso presentar el libro en el Faro Vilán y Faro Mesa Roldán que fueron increíbles pero también requiere tiempo y esfuerzo y al tener más proyectos en los que estoy inmerso con la Escuela de Emprendimiento Sostenible, a día de hoy hay planteadas más presentaciones.
-Nosotros hemos comentado lo que nos parece tu libro, pero seguramente aquellos que no lo han leído prefieren que seas tú quien les diga los motivos por los que deberían mostrar interés en adquirir este interesante libro.
Animaría leer este libro a todas las personas que le gusten leer y también a las que no tienen un hábito de leer porque es un libro que a la vez que de lectura sencilla, te hace viajar mentalmente a otro mundo. No solo porque la trama está ubicada en el Camino de los Faros y puedes disfrutar imaginando y descubriendo paisajes y lugares maravillosos, sino también porque te hace reflexionar y pensar en tu momento presente y en tu futuro, tanto en el ámbito personal como el profesional, ya que el protagonista vive un proceso de transformación que lo comparte a lo largo de toda la historia.