31 de enero efemérides sobre los faros (3ª parte)

Enero

Día 31

-31 de enero de 1882 tras casi diecinueve años en funcionamiento, el aceite de oliva es reemplazado por la parafina como combustible en el “faro de Cabo de Gata”. Éste está ubicado en el interior del fuerte de San Francisco de Paula, cerca del cabo de Gata, provincia de Almería, Andalucía (España).

-31 de enero de 1913 se instala una luz incandescente con un quemador de vapor de parafina, que modifica la característica de la luz de “Inisheer lighthouse”. Así, pasa de ser fija a tener ocultaciones: diez segundos de luz, diez segundos de oscuridad. En la actualidad, esa característica se denomina <isofase>. El faro se encuentra en la isla de Inisheer, islas Aran, bahía de Galway, condado de Galway, provincia de Connacht (Irlanda).

-31 de enero de 1919 fallece Robert T. McGlone, farero de “Huntington Harbor lighthouse”. El faro se halla en el puerto de Huntington, Huntington Bay, Long Island, condado de Suffolk, estado de Nueva York (Estados Unidos). Además, había sido el torrero desde 1885 de “Lloyd Neck lighthouse”, un faro situado en Nueva York.

-31 de enero de 1979 finaliza la concesión de cinco años, por la que se permitía a la {SN} -Fire Island National Seashore- unidad del Servicio de Parques Nacionales, que se encarga de proteger la costa nacional de Fire Island, el uso de los terrenos que rodean “Fire Island lighthouse”. La concesión se había aprobado el 1 de marzo de 1974. El faro está situado en Fire Island, Great South Bay, condado de Suffolk, estado de Nueva York (Estados Unidos); se había desactivado en diciembre de 1973.

-31 de enero de 2013 la -Eesti Post- empresa estatal de servicios postales de Estonia, emite un sello conmemorativo de “Kiipsaare tuletorn”. El valor facial del sello es de 0,45 euros. El faro se encuentra en la isla Saaremaa, condado de Saare, península Harilaid (Estonia).

Clausura de la exposición “Faros, Naufragios y Leyendas” por Edgar Max

Hace dos meses ya que el capitán Bill el Largo arribó junto con su tripulación al “faro de Mesa Roldan”. En un principio Mario, el farero, desconfió de las aviesas intenciones del capitán pero tras tratarlo se percató de que no era un personaje oscuro sino generoso y amigo de los suyos. En los ambientes sórdidos de los piratas no se contempla esa forma de proceder pero el capitán Bill el Largo está por encima de los códigos y solo tiene que rendirle cuentas a una persona [los que lo conocéis sabéis a quien nos estamos refiriendo].

Durante todo este tiempo, Bill el Largo ha delegado la gestión de su exposición Faros, Naufragios y Leyendas a Mario. Éste se ha encargado de mostrársela a todos los interesados dando las explicaciones pertinentes y ha disfrutado de los espectaculares dibujos del capitán. Os recordamos que Mario trabaja en el faro y recorre a diario las salas del mismo y en ellas se encuentran colgados todas las láminas del capitán Bill el Largo.

Por lo que nos han comentado tanto el autor de la misma, Edgar Max, como Mario, la exposición ha sido un éxito puesto que ha habido infinidad de visitas: unos habéis ido ex profeso a ver la exposición y muchos otros os habéis topado con ella al visitar el faro. El caso es que todos hemos disfrutado de una brillante puesta en escena porque no se nos ocurre un enclave mejor para una exposición que versa sobre faros, naufragios y leyendas que los salones de un faro en activo.

Aún podéis visitarla porque se clausura mañana 31 de enero pero para los que no podáis acercaros o simplemente queráis recordarla os dejamos algunas de las fotografías que hemos hecho. Esperamos coincidir con el capitán Bill el Largo y Mario cuando se desmonte la exposición y que nos cuenten sus impresiones. Y como dice Bill el Largo ¡Salud grumetes! 🖤☠⚓

Las Luces del Largo 7. Eso no estaba en mi libro de Historia de los Faros

Os presentamos la séptima entrega de Las Luces del Largo, una serie de “reseñas” realizadas por Edgar Max, dibujante y creador de Bill el Largo (de ahí el título). Edgar ha escogido algunos de los muchos libros que ha leído sobre faros y los va a comentar desde una perspectiva muy singular.

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Los dos artífices de esta entrada: Mario, farero y escritor y Edgar, profesor y dibujante. Ambos en la linterna del faro de Mesa Roldán

7.- Eso no estaba en mi libro de Historia de los Faros

(Mario Sanz Cruz)

Últimamente he tenido ocasión de conducir por la pronunciada cuesta que lleva al Faro de Mesa Roldán unas cuantas veces. Dejas atrás Carboneras, la central térmica y la Playa de los Muertos -adonde las aguas solían arrastrar los cadáveres de los pescaderos perdidos en la mar- y serpenteas por una carretera que haría las delicias de los protagonistas de “El salario del miedo” hasta subir a lo alto de la Mesa de Roldán. A tu derecha queda el torreón, -algo solitario sin Daenerys Targaryen y sus acompañantes alados en Juego de Tronos-, y enfrente el faro de Mario. Más allá del precipicio, el Mediterráneo. Como suelen decir en tripadvisor los que esta zona visitan, “sólo por las vistas ya merece la pena”.

Si os cuento todo esto es porque en el faro hay un farero. Un tipo peculiar. Es Técnico de Señales Marítimas y autor de numerosos libros y guiones. Con paciencia, esfuerzo y meticulosidad ha reunido a lo largo de sus muchos años de servicio una colección espectacular sobre la Historia de los Faros, una especie de gabinete de curiosidades destinada a enloquecer de placer a la gente que ama el mar y los faros o que, simplemente, siente curiosidad por el tema. Por sus estancias puedes ver múltiples modelos de faros y barcos, antiguas bombillas y boyas, aparatos de radio, mapas y cartas náuticas, megáfonos, sirenas, oxidadas partes de los sistemas rotatorios; fotografías de fareros pasados, extravagancias, calendarios, cuadros, láminas, viejas ánforas y libros, muchos libros… Cualquier cosa que se os ocurra, en definitiva, que esté relacionada con nuestro tema tiene cabida en su museo. Y Mario, encima, lo enseña con placer a todo aquel que esté interesado en verlo… Y por amor al arte. A la salida tienes la opción de dejar un par de doblones si quieres echar una mano al mantenimiento de esta galería de maravillas náuticas.

Pero más allá de deleitar a decadentes autores de cómic nostálgicos de un mundo romantizado que nunca conocieron, Mario y su museo tienen una misión, como los Blues Brothers. Sabe que él es uno de los últimos representantes de un oficio en extinción y que los faros tienen un futuro brumoso en un mundo plagado de satélites y en vertiginosa evolución. Sueña con que los faros no se apaguen nunca y que sus instalaciones, patrimonio cultural de todos, sean reconvertidas en museos locales para la divulgación de su historia, la de los hombres y mujeres que vivieron y murieron a pie de torre, dejando sus mejores años para mantener viva una luz salvífica. Me parece un hermoso sueño. Un sueño accesible, que habría que cuidar y mimar hasta que se haga realidad y permita, a su vez, soñar con un mundo perdido a nuevas generaciones de decadentes autores de cómic. Lugares maravillosos donde poetas y antropólogos acudan de la mano en peregrinación y donde los niños aprendan de otros tiempos, donde no todo estaba al alcance de un click.

Así que, amigos artistas, si queréis dibujarle un faro a Mario y mandárselo, estoy seguro de que tendréis una jarra de cerveza, algún día, esperando en el Fiddler’s Green.

Si no podéis visitar semejante maravilla y echar un rato de charla con él, -lástima-, sí podéis conseguir su obra “Eso no estaba en mi libro de Historia de los Faros”. Es lo más parecido. Pero os advierto que deberéis consumirlo a trago corto. Tras los diez primeros minutos de lectura había subrayado ya tantas cosas y hecho tantas anotaciones que comprendí que debía relajar el ritmo. Y es que Mario nos lleva y nos trae por sus páginas con la cadencia de un mar picado, como la charla de un viejo aventurero que hilvana anécdotas para aprendices de brujo. Faros de aquí y de allí, historias de naufragios, de locura y muerte, de abnegación y heroísmo; anécdotas de fareros más pícaros que el Buscón; tormentas, terremotos, tragedias y mil cosas más… Todo en 300 páginas que has de leer con café, lápiz y un atlas a mano.

Luego quizá, ojalá, podáis venir a visitarle, acribillarle a preguntas y, por supuesto, disfrutar de las vistas.

¡Salud! 🖤☠⚓

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Algunos de los libros escritos por Mario en una de las vitrinas que conforman su museo

25 de enero efemérides sobre los faros (3ª parte)

Enero

Día 25

-25 de enero de 1971 se inscribe en el {NRHP} -National Register of Historic Places- Registro Nacional de Lugares Históricos de EE. UU., “Barnegat lighthouse”. El faro se encuentra en Long Beach Island, Barnegat, condado de Ocean, estado de Nueva Jersey (Estados Unidos).

-25 de enero de 1994 el remolcador -Lars- acude a remolcar la fragata noruega -KNM Oslo- {F 300} <Kongelig Norske Marine> Armada Real Noruega, que había encallado el día anterior en las proximidades de “Marstein fyrstasjon” en la pequeña isla Store Marstein. La fragata tiene una gran vía de agua que dificulta ser remolcada. Por este motivo, acaba hundiéndose en Kjorsfjorden, a las afueras de Steinneset, municipio de Austevoll, condado de Hordaland (Noruega).

-25 de enero de 2011 se inscribe en el {NRHP} -National Register of Historic Places- Registro Nacional de Lugares Históricos de EE. UU., “American Shoal light”. El faro está situado en -American Shoal- un banco de arena, al sudoeste del arrecife de coral Looe Key y al sudeste de las islas de manglares Saddlebunch Keys, estado de Florida (Estados Unidos).

-Decreto nº 42, de 25 de enero de 2011, por el que se declara {MN} «Monumento Nacional de Chile», en la categoría de Monumento Histórico, el “faro Monumental de La Serena”. Se halla en la avenida del Mar, municipio de La Serena, comuna homónima, provincia de Elqui, IV región de Coquimbo (Chile).

-25 de enero de 2002. Resolución del presidente de Puertos del Estado con el fin de unificar las actuaciones en las luces del Puerto de Mazarrón, la señal n.º 23011 «Islote de La Galerica» pasa a formar parte del balizamiento de dicho puerto. La baliza se halla en el Puerto de Mazarrón, Mazarrón (Región de Murcia).

24 de enero efemérides sobre los faros (3ª parte)

Enero

Día 24

-24 de enero de 1906 llegan desde Victoria {Columbia Británica} tres barcos: el buque de pasajeros -SS Queen-, el vapor de salvamento -Salvor- y el remolcador -Czar- al arrecife en el que se encuentra encallado el buque de vapor estadounidense -SS Valencia-, con la finalidad de rescatar a los pasajeros de éste. Como el temporal persiste, es imposible que los barcos se acerquen al buque siniestrado. Una hora más tarde llega el -SS City of Topeka- procedente de Seattle {Washington}. Desgraciadamente, ninguno de los barcos puede acercarse a recoger a los náufragos por lo que se decide la retirada para organizar el rescate desde tierra. Tras investigar las causas del accidente, las autoridades demandaron la construcción de un faro entre el cabo Beale y Carmanah Point, así como la creación de un puesto de salvamento en la costa. En 1908, se inauguró “Pachena Point lighthouse” en la isla de Vancouver (Canadá).

-24 de enero de 1908 una fuerte tormenta asola Cedar Island, inundando la isla y causando muchos daños por la erosión. Por fortuna, “Cedar Island lighthouse” no sufrió daños. El faro se encuentra en Cedar Island, East Hampton, condado de Suffolk, estado de Nueva York (Estados Unidos).

-24 de enero de 1929 el farero William Harry MacFarlane descubre un incendio en “Pictou Bar lighthouse”. Por suerte, pudo extinguirlo rápidamente y apenas causó daños. El faro está situado en -Pictou Bar- un estrecho banco de arena, Pictou Harbour, Pictou, condado de Pictou, provincia de -Nova Scotia- Nueva Escocia (Canadá).

Las Luces del Largo 6. Fyrar Runt Östersjön

Os presentamos la sexta entrega de Las Luces del Largo, una serie de “reseñas” realizadas por Edgar Max, dibujante y creador de Bill el Largo (de ahí el título). Edgar ha escogido algunos de los muchos libros que ha leído sobre faros y los va a comentar desde una perspectiva muy singular.

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Mapa con todos los faros existentes en los diferentes puntos de la costa del mar Báltico.

6. FYRAR RUNT ÖSTERSJÖN

(Magnus Rietz)

Sólo de mirarlo ya me entra frío y me invade la nostalgia.

Lo compré en una librería de Gotemburgo en diciembre de 2019, cuando todavía no sabíamos que un mundo de confinamientos y mascarillas nos aguardaba faca en mano a la vuelta de la esquina. Los ejemplares iban precintados y no se podía hojear el interior, pero me la jugué igualmente, sin tener tampoco ni idea del significado del título. Tampoco me fijé en si todas esas coronas suecas eran muchos euros. Ya sabéis, esos impulsos cuando estás de viaje, el dinero parece de mentira y no quieres ni pensar en regresar al hogar.

Cuando lo abrí por fin en el Olhallen delante de unas pintas experimenté un extraño momento de asombro que ahora, en verdad, es bastante vergonzante (sobre todo para un profesor de Ciencias Sociales). Un mapa a doble página de un mar se desplegaba ante mí plagado de numeritos y sin un solo topónimo. Supuse acertadamente que cada numerito era un faro pero, estúpidamente, no reconocí el mar. Ni siquiera, por unos segundos, tras mirar la orientación de la rosa de los vientos. Esperaba encontrarme la fachada occidental de Suecia y estaba claro que eso no lo era. Me sentí memo total hasta que un trago de cerveza negra después entendí la cuestión: sólo tenía que girar el libro para reconocer el mar Báltico. Eran, pues, los 181 faros del Báltico. Y yo un tarugo.

Siempre he visto los mares interiores con algo de tibieza y no pude evitar sentir cierta decepción. Pedí otra ronda de porter y lo fui hojeando. Poco a poco, un universo de faros totalmente desconocidos se desplegó ante mis ojos. Aprisionados en mares de hielo algunos, vetustos y abandonados en islotes otros, bañados por la aurora boreal unos cuantos, sepultados por metros de nieve los que más… Trago a trago, página a página, me fui encariñando con los faros fríos y misteriosos de Suecia, Dinamarca, Alemania, Polonia, Lituania, Letonia, Estonia, Rusia y Finlandia. Pese a no entender ni papa de sueco estaba claro a qué país pertenecía cada uno y, al menos, los metros de altura y el año de construcción. Para mí, suficiente; las espectaculares fotografías hablaban por sí solas. El autor mostraba el mismo deleite en retratar la belleza desolada de los parajes y los detalles de las lentes; también cierta prolijidad a la hora de recrearse en los desmanes de la climatología y el abandono. Algunos -pocos- fareros sonrientes, embutidos en monos para el frío extremo, despiertan una simpatía rayana en la lástima; dan ganas de invitarles a un vodka. En definitiva, es un muestrario hermoso y glacial.

Ahora, en mi recuerdo, la imagen de aquella tasca atestada de parroquianos, con las mesas juntas a más no poder, ruidoso y desenfadado, se asocia siempre a la de este tochaco de faros congelados y elegantes incluso en su decadencia. Y parecen remembranzas de otra vida y otro mundo.

¡Salud! 🖤☠⚓

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Una de las impresionantes fotografías que ilustran este libro.

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Portada del ejemplar de Edgar Max

Efemérides sobre los faros por años. 1848-1849

Años

1848-1849

-1848. Agustín Martín Valdés y Aróstegui, II conde de San Esteban Cañongo, presenta a la Real Junta de Fomento una moción para la construcción de un faro en el cayo Paredón Grande. Hasta 1856, no se construye el “faro de Cayo Paredón Grande” en -cayo- isla Paredón Grande, archipiélago Jardines del Rey, provincia Ciego de Ávila, isla de Cuba {territorio de ultramar del Imperio español}.

-1848. Los británicos construyen “Galle lighthouse”, también conocido como “Pointe de Galle light”. El faro se encuentra en Galle <antiguamente conocida como Point de Galle>, Southern Province (Sri Lanka). La torre tiene una altura de ochenta pies [24,384 metros]. Un incendio lo destruyó en 1934.

-1848 el capitán General de la isla de Cuba, Federico Roncali Ceruti, ordena la construcción de la “torre-fanal de Roncali” en el cabo de San Antonio, península de Guanahacabibes, municipio Sandino, Pinar del Río, isla de Cuba {territorio de ultramar del Imperio español}. La Junta de Fomento había propuesto su construcción en 1843.

-1849 la Real Junta de Fomento aprueba el proyecto de construcción de un faro en el cayo Paredón Grande. Hasta 1853, no se sacan a subasta pública las obras de construcción del “faro de Cayo Paredón Grande” en -cayo- isla Paredón Grande, archipiélago Jardines del Rey, provincia Ciego de Ávila, isla de Cuba {territorio de ultramar del Imperio español}.

Aplicación para colorear faros por números (6ª parte)

Seguimos mostrándoos los dibujos de los faros de la aplicación Color by Number Oil Painting. Esta App mediante la cual se colorean imágenes se puede usar en los teléfonos móviles o dispositivos electrónicos. Existen trece categorías diferentes de imágenes y una de ellas incluye faros. La aplicación es compatible con los dos sistemas operativos: Android e iOS.

  • Para Android:

https://color-by-number-oil-painting.uptodown.com/android

  • Para iOS: iPhone, iPad

https://apps.apple.com/es/app/colorear-por-numeros/id1439776386

Heceta Head lighthouse, Oregón, Estados Unidos.

-Statue of Liberty- Estatua de la Libertad, Nueva York, Estados Unidos.

鼻頭角燈塔  -faro de Bitoujiao-, Nuevo Taipei, Taiwan.

Portland Breakwater light -Bug light-, Maine, Estados Unidos.

Portland Head lighthouse, Portland, Estados Unidos.

Seguiremos compartiendo con vosotros estos dibujos de faros según vayan apareciendo en la aplicación. No desesperéis porque salen con poca frecuencia. Al mes quizás aparece uno o ninguno.

Impresiones de Paula Vallar Gárate, autora de la acuarela solidaria

En una anterior entrada os hablamos de la iniciativa solidaria de María, propietaria de “Acuarela Enmarcaciones”. Ella solicita la colaboración altruista de los artistas locales para conseguir fondos que se donan íntegramente a la «Cocina Económica Santander», una organización benéfica que funciona en Santander.

Pegatina de la cocina solidaria

Hemos tenido la enorme fortuna de poder intercambiar impresiones con la artista Paula Vallar Gárate, autora de la lámina que se puso a la venta.

La imagen escogida es la boya número 14, y el motivo es porque, para quien navega, es una boya bastante representativa, pues, al contrario que las demás, esta es una construcción no flotante. Es de ladrillo, y se la llama La Comba. Al fondo, el faro que se ve, es el de la isla de Mouro. Es un faro muy conocido de Santander, sobre todo cuando la mar se pone brava, porque las olas chocan contra la isla sobre la que está construido, y crea una imagen bonita e impactante. No me suele gustar describir lo que representa el conjunto de la imagen… prefiero dejarlo a la imaginación.

Un saludo y feliz día 😉

La famosa Boya número 14

Para todos aquellos que queráis conocer la obra de Paula o estéis interesados en hacerle algún encargo os dejamos los enlaces a sus páginas.

Logo de la artista

No podemos terminar esta entrada sin agradecerle expresamente a Esmeralda Udías del Castillo dos cosas: la primera, que nos hablase de esta interesantísima iniciativa y la segunda, que nos hiciera llegar la lámina solidaria. Esa lámina nos ha servido para ilustrar las palabras de Paula Vallar. Muchas gracias, Esmeralda.

Las Luces del Largo 5. Lighthouse

Os presentamos la quinta entrega de Las Luces del Largo, una serie de “reseñas” realizadas por Edgar Max, dibujante y creador de Bill el Largo (de ahí el título). Edgar ha escogido algunos de los muchos libros que ha leído sobre faros y los va a comentar desde una perspectiva muy singular.

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Algunos de los personajes entrevistados que aparecen en este libro.

5.- LIGHTHOUSE

(Tony Parker)

No suelo poner calificaciones numéricas a los libros, pero éste sería un 10 con mención honorífica.

Tony Parker fue un entrevistador y recopilador de historias orales británico de enorme relevancia en el mundo anglosajón del siglo XX. En sus entrevistas los protagonistas, -madres solteras, criminales convictos, pervertidos, vagabundos, parias…-, se sinceran a gusto y revelan vivencias y recuerdos en ocasiones durísimos. De él se decía que tenía el don de generar confianza plena en los entrevistados simplemente con sus silencios. Por suerte para nosotros empleó esa habilidad en dar voz a los que en aquel entonces (bueno… hoy igual) no la tenían y nos dejó sus libros como testimonio vivo de la marginalidad.

En 1975 publicó este libro, “Lighthouse”, en el que entrevistaba a la última generación de fareros de Gran Bretaña. El romanticismo de un oficio en extinción y su naturaleza única convierten a los entrevistados en sujetos que comparten con el resto de protagonistas de Parker una cierta exclusión; en este caso no por su moralidad transgresora, su origen humilde o sus decisiones fatídicas sino por su propia condición de gente que vive en un limbo, entre el cielo y el mar, encargados de cuidar una luz para salvar barcos que, si todo va bien, jamás verán.

Puedo deciros que la obra trasciende de tal forma nuestro tema habitual que lo recomendaría a cualquier lector interesado en… Bueno… en el jodido ser humano y sus maravillosas miserias. Funciona así: un breve párrafo descriptivo del personaje que va a hablar -normalmente un farero fumando como un carretero y bebiendo café o una esposa de farero fumando como una carretera y bebiendo sherry- y a continuación las respuestas del personaje. Nunca aparecen las preguntas, dan igual. Tony Parker se difumina, desaparece detrás del humo del tabaco y el ruidillo de la bobina de la grabadora, y de repente estáis sólo tú y el entrevistado frente a frente. A veces es tan íntimo y absorbente que se te olvida que no es una novela. “Sólo” gente de verdad hablando de experiencias reales en faros aislados, o en puertos transitadísimos, de su forma de entender su trabajo y la propia vida, de la soledad y la rutina, de su amor u odio por el mar (de todo hay), de la responsabilidad, del sacrificio y de la pérdida. Poco a poco estos hombres y mujeres se van dibujando en tu mente, cada uno con su particular forma de hablar, con su personalidad abierta en canal. Los que preferirían estar en otra parte, los taciturnos que aman las torres aisladas y se cabrean si el mal tiempo les impide incorporarse a tiempo tras sus cuatro semanas de permiso, los que han perdido compañeros de faro en accidentes absurdos y misteriosos, pero mortales; las mujeres abnegadas que aceptan esa vida con resiliencia a prueba de bombas y las esposas que lamentan cada cambio de destino maldiciendo el desarraigo y al propio mar que le separa de su esposo… Las rencillas y las relaciones personales que se establecen entre ellos convierten la obra, por si fuera poca cosa, en una especie de colmena humana que supera con creces al mejor folletín y te sorprendes esperando con ansia que aparezca la entrevista con ese “fulanito” del que tan mal han hablado los otros. Como comer pipas, oigan.

Este desfile de personajes te hace pasar las páginas sin darte cuenta que la madrugada ha llegado y en breve empieza tu guardia. Con estupor recuerdas que esta buena gente que hace un instante te estaba hablando al oído está jubilada hace ya muchos años, -otros estarán muertos-, y da cierta pena comprender que ya no hay fareros encargados de apagar la luz. Que un automatismo gobierna una estructura vacía, hoy día carente de auténtica funcionalidad según muchos, y que aunque sigan girando sus linternas en la noche, lo hacen sin el componente humano. Y lo podrán seguir haciendo para gaviotas, focas y ballenas aunque un virus, por ejemplo, acabe con la especie humana… Si cierro con una nota melancólica es porque ese, precisamente, es un pensamiento recurrente que mencionan varios protagonistas del libro: en la guardia nocturna, encaramado a una balaustrada en mitad del océano, muchas veces el farero se pregunta si el mundo habrá llegado a su fin y quizá sea él el último superviviente de la Humanidad. Y al leerlo, me vienen a la mente los terrores del niño que, antes de dormir, se inquieta pensando qué pasará si sus padres se duermen antes que él; si todo el mundo se duerme antes que él y, por lo que sea, sólo quedan sus ojos abiertos en la oscuridad.

“You extinguish the light at sunrise and every time it´s my watch and I do it; it gives me a thrill. It´s like you´re in charge of starting the day; the light´s done its job so you´re letting the sun take over. It feels really good”.

¡Salud! 🖤☠⚓

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Portada del ejemplar de Edgar Max