Las Luces del Largo 7. Eso no estaba en mi libro de Historia de los Faros

Os presentamos la séptima entrega de Las Luces del Largo, una serie de “reseñas” realizadas por Edgar Max, dibujante y creador de Bill el Largo (de ahí el título). Edgar ha escogido algunos de los muchos libros que ha leído sobre faros y los va a comentar desde una perspectiva muy singular.

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Los dos artífices de esta entrada: Mario, farero y escritor y Edgar, profesor y dibujante. Ambos en la linterna del faro de Mesa Roldán

7.- Eso no estaba en mi libro de Historia de los Faros

(Mario Sanz Cruz)

Últimamente he tenido ocasión de conducir por la pronunciada cuesta que lleva al Faro de Mesa Roldán unas cuantas veces. Dejas atrás Carboneras, la central térmica y la Playa de los Muertos -adonde las aguas solían arrastrar los cadáveres de los pescaderos perdidos en la mar- y serpenteas por una carretera que haría las delicias de los protagonistas de “El salario del miedo” hasta subir a lo alto de la Mesa de Roldán. A tu derecha queda el torreón, -algo solitario sin Daenerys Targaryen y sus acompañantes alados en Juego de Tronos-, y enfrente el faro de Mario. Más allá del precipicio, el Mediterráneo. Como suelen decir en tripadvisor los que esta zona visitan, “sólo por las vistas ya merece la pena”.

Si os cuento todo esto es porque en el faro hay un farero. Un tipo peculiar. Es Técnico de Señales Marítimas y autor de numerosos libros y guiones. Con paciencia, esfuerzo y meticulosidad ha reunido a lo largo de sus muchos años de servicio una colección espectacular sobre la Historia de los Faros, una especie de gabinete de curiosidades destinada a enloquecer de placer a la gente que ama el mar y los faros o que, simplemente, siente curiosidad por el tema. Por sus estancias puedes ver múltiples modelos de faros y barcos, antiguas bombillas y boyas, aparatos de radio, mapas y cartas náuticas, megáfonos, sirenas, oxidadas partes de los sistemas rotatorios; fotografías de fareros pasados, extravagancias, calendarios, cuadros, láminas, viejas ánforas y libros, muchos libros… Cualquier cosa que se os ocurra, en definitiva, que esté relacionada con nuestro tema tiene cabida en su museo. Y Mario, encima, lo enseña con placer a todo aquel que esté interesado en verlo… Y por amor al arte. A la salida tienes la opción de dejar un par de doblones si quieres echar una mano al mantenimiento de esta galería de maravillas náuticas.

Pero más allá de deleitar a decadentes autores de cómic nostálgicos de un mundo romantizado que nunca conocieron, Mario y su museo tienen una misión, como los Blues Brothers. Sabe que él es uno de los últimos representantes de un oficio en extinción y que los faros tienen un futuro brumoso en un mundo plagado de satélites y en vertiginosa evolución. Sueña con que los faros no se apaguen nunca y que sus instalaciones, patrimonio cultural de todos, sean reconvertidas en museos locales para la divulgación de su historia, la de los hombres y mujeres que vivieron y murieron a pie de torre, dejando sus mejores años para mantener viva una luz salvífica. Me parece un hermoso sueño. Un sueño accesible, que habría que cuidar y mimar hasta que se haga realidad y permita, a su vez, soñar con un mundo perdido a nuevas generaciones de decadentes autores de cómic. Lugares maravillosos donde poetas y antropólogos acudan de la mano en peregrinación y donde los niños aprendan de otros tiempos, donde no todo estaba al alcance de un click.

Así que, amigos artistas, si queréis dibujarle un faro a Mario y mandárselo, estoy seguro de que tendréis una jarra de cerveza, algún día, esperando en el Fiddler’s Green.

Si no podéis visitar semejante maravilla y echar un rato de charla con él, -lástima-, sí podéis conseguir su obra “Eso no estaba en mi libro de Historia de los Faros”. Es lo más parecido. Pero os advierto que deberéis consumirlo a trago corto. Tras los diez primeros minutos de lectura había subrayado ya tantas cosas y hecho tantas anotaciones que comprendí que debía relajar el ritmo. Y es que Mario nos lleva y nos trae por sus páginas con la cadencia de un mar picado, como la charla de un viejo aventurero que hilvana anécdotas para aprendices de brujo. Faros de aquí y de allí, historias de naufragios, de locura y muerte, de abnegación y heroísmo; anécdotas de fareros más pícaros que el Buscón; tormentas, terremotos, tragedias y mil cosas más… Todo en 300 páginas que has de leer con café, lápiz y un atlas a mano.

Luego quizá, ojalá, podáis venir a visitarle, acribillarle a preguntas y, por supuesto, disfrutar de las vistas.

¡Salud! 🖤☠⚓

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Algunos de los libros escritos por Mario en una de las vitrinas que conforman su museo

Reseña de «Eso no estaba en mi libro de Historia de los Faros» por Eduardo Padial

No puedo referir a Mario Sanz Cruz sin evitar un sano sentimiento de envidia. Farero en activo en el faro de Mesa Roldán (Almería), hablar de él es, necesariamente, hablar de un referente en el mundo de los faros y de todos aquellos y aquellas que nos sentimos atraídos por ellos. Autor de varios libros sobre faros y las costas españolas es, además, un activo “agitador cultural”, participando en distintos medios, tanto escritos como radiofónicos e impulsando, desde Almería, la cultura. Premiado y reconocido en varias ocasiones. Hacer una singladura por su biografía me parece, amén de un atrevimiento, un craso error por parte de este “junta letras”. Una búsqueda en internet nos ofrecerá suficientes datos para acercarnos un poco más a la vida de este farero. Su último libro, “Eso no estaba en mi libro de Historia de los Faros” de la Editorial Almuzara publicado en el año 2020, pertenece a la colección “Eso no estaba en mi libro de Historias de…”, en la que se abordan distintos contenidos históricos y de pensamiento.

En la propia introducción el autor hace referencia a la intención de esta publicación: “…un homenaje a una profesión abocada a la extinción…”. Desde siempre he visto en los faros, además de ser una construcción civil y de servicio, un referente rodeado de cierto romanticismo y paz. Un cierto halo de soledad, tranquilidad… Pues en este libro encontrarás otra visión. Historias trágicas y duras que relatan la vida no siempre fácil de los fareros y sus familias. Sacrificio, penurias e incluso locuras, eran las consecuencias no deseadas de la vida de estos servidores. Héroes y heroínas en muchos casos que más allá del cumplimiento de su deber, se dejaban, literalmente, la vida en ello.

El libro se divide en 6 capítulos, en los que con un lenguaje ameno y sencillo se hacen referencias tanto a la historia de los faros en sí mismo (una buena introducción para centrar el “magro” del libro) como a distintas historias desde la perspectiva de su construcción, las vivencias personales de los fareros y sus familias (trágicas en ocasiones) como en acontecimientos e incidencias que han ocurrido, siempre, estando un faro o el farero (o farera, que también se tiene presente a las primeras mujeres fareras y a las que aún se encuentran en activo) como referente. Incluye al final un capítulo con la relación de los faros en la música, la literatura y diversas expresiones artísticas y de la cultura en general, que nos acerca, más si cabe, a la más que significativa presencia de los faros en distintos ámbitos y una extensa bibliografía. Para mí, además de otros títulos de este farero, es un libro de referencia. Por lo ameno de su lectura, las curiosas historias que se relatan y los datos, muchos desconocidos, que se aportan.

Si eres aficionado a los faros y sus historias, no debe faltar en tu biblioteca “Eso no estaba en mi libro de Historia de los Faros” de Mario Sanz Cruz. Editorial “Almuzara”. 1ª edición: febrero de 2020 Tapa blanda. 347 páginas. ISBN 978-84-17954-39-0

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Ejemplar que tiene Eduardo en casa

Tanto nosotros como Mario Sanz Cruz, «farero del faro de Mesa Roldán» y autor del libro reseñado, queremos agradecerle a Eduardo Padial su esfuerzo por redactar y compartir con todos nosotros sus impresiones sobre el libro. Un esfuerzo que se verá recompensado y no sólo con palabras.