16 de julio, día de la Virgen del Carmen

Hoy, 16 de julio, se conmemora la festividad de la “Virgen del Carmen”, patrona de la Armada española y de todos los hombres y mujeres del mar. Sin los navegantes los faros no tendrían razón de ser, así que desde este blog Los Faros del Mundo le rendimos a su patrona un humilde homenaje.

La fotografía de abajo la hizo nuestro amigo Daniel Roca durante la procesión de la Virgen del Mar el año pasado, en Cabo de Palos [Cartagena]. Allí no sale la virgen por el día del Carmen sino que sale el día 15 de agosto. Como se puede apreciar cualquier evento luce mucho más si tiene un faro cerca.

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Virgen del Mar en Cabo de Palos por Daniel Roca

Feliz Día del Carmen

Un fin de semana en Málaga con “faro incluido” por Eva Tudela

Este verano nuestra amiga Eva Tudela junto con su familia han disfrutado de un fin de semana en la ciudad de Málaga en el régimen de todo incluido. El cometido del viaje era desconectar del trabajo y conocer un poco más la Costa del Sol. En la planificación del viaje incluyeron entre otros: el Centre Pompidou, la Alcazaba, y por supuesto, la casa y el Museo Picasso.

Eva, a pesar de vivir en el interior es una gran seguidora de los faros, sin llegar a ser tan fanática como nosotros. Le gusta mucho la playa y va con mucha más frecuencia que los que vivimos en la costa. Lo que más le atrae a Eva son los museos. Así que, cuando iban camino del Centre Pompidou se desvió un poco de su ruta para fotografiar el hermoso faro que hay en el puerto de Málaga, conocido como “La Farola”.

-Este faro se encendió por primera vez el 30 de mayo de 1817. La elección de esa fecha tuvo un motivo muy peculiar ya que las autoridades que gobernaban decidieron inaugurarlo el día de la onomástica del rey Fernando VII.

-La mejor noticia que se pudo dar referente al faro fue la publicación, el 4 de enero de 2021, en el {BOE} Boletín Oficial del Estado de su declaración como {BIC} Bien de Interés Cultural, en la categoría de monumento.

Vamos a disfrutar de las fotografías que nos envió Eva porque ese es el cometido de esta entrada a nuestro blog.

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La torre de La Farola destaca con sus 37 metros
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La construcción de este faro es muy consistente
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Una perspectiva diferente de la torre de La Farola
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La Farola es un ícono en el puerto y en la ciudad de Málaga
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El diámetro de la torre es muy atípico en el resto de faros españoles
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Centre Pompidou a la izquierda y La Farola a la derecha

Muchas gracias Eva

Cartel de la Feria del Libro de Málaga por Idígoras y Pachi

La Feria del Libro de Málaga ha alcanzado este año su edición número 51, y el cartel anunciador de la misma ha sido diseñado por Idígoras y Pachi, dos hermanos malagueños que son humoristas gráficos.

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Ángel Rodríguez Idígoras y Francisco Javier Rodríguez Idígoras, conocidos artísticamente como Idígoras y Pachi, son los creadores del cartel. En él con muy buen criterio han incluido la famosa “Farola de Málaga” para que ilumine tanto a los escritores como a los lectores que acudirán a la Feria del Libro.

Estos hermanos desarrollan su faceta creativa tanto en el periódico El Mundo como en el semanario de humor satírico El Jueves. Además, también trabajan, pero por separado en el Diario Sur, de Málaga.

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Modificación del cartel de la Feria del Libro para anunciar la ubicación
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La Farola presente en la Feria del Libro

Gracias Idígoras y Pachi por colaborar desinteresadamente con este blog y sobre todo por realzar aún más la figura de la “Farola de Málaga”.

La historia de cuando se apagó la Farola de Málaga

Hoy os presentamos una conjugación de creatividad de dos buenos amigos que pertenecen al #TeamFaros. Se trata de un original vídeo creado por Pablo @ExoCoordenadas basado en un relato de Fran Sanabre. Ambos se juntaron en Navidades y nos deleitaron con esta obra de arte. Cuando la veáis comprobareis que no exagero ni un ápice.

El vídeo está subtitulado, pero os proporcionamos el texto por si preferís leerlo tras el visionado.

El 28 de agosto de 1936 se apagaba La Farola de Málaga y Carmen, llorando apesadumbrada, observaba la oscuridad desde el balcón de su casa. Con una mano secaba su cara y, con la otra, buscaba en el bolsillo una carta.

Mi amada Carmen:
Tres meses sin verte y me parecen años, quién nos iba a decir el día que me fui al servicio militar que la guerra tocaría a nuestra puerta. 
A mí y a otros soldados de Infantería de Marina nos han destinado al crucero Baleares. 
Ya no estoy en Cartagena, en el Tercio de Levante. 
Me tratan bien y surco los mares, como siempre habíamos soñado hacer tú y yo. 
Me gusta, pero me faltas tú, te echo de menos. 
No hemos entrado en combate, ojalá nunca lo hagamos. No quiero matar a nadie. 
Por seguridad no puedo decirte cuál es nuestro rumbo, aunque espero hacer escala en Málaga y poder besarte. 
Sueño contigo despierto y dormido, en el día que vuelva a tus brazos, en tu pelo, tus labios, tus ojos negros mirando al mar, esperándome.
Llevo tu foto en el bolsillo izquierdo, sobre el corazón, junto a la estampa de la virgen que me dió mi madre. 
Espero pronto ver la luz de La Farola de Málaga, donde nos besamos la primera vez, así sabré que estoy en casa. 
Te amo. Siempre tuyo: Antonio.
Carmen, la bella malagueña, estrelló la carta en su pecho y gritó de dolor mientras se ahogaba en llanto. 
Enloquecida, abandonó la idea de peligro y, decidida, se echó a la calle descalza, sólo con un vestido negro. 
Ya era de madrugada. Evitó ser vista y se movió como un gato por las calles secundarias al amparo de la sombra y los soportales. 
No se cruzó con ningún soldado de ronda, algo extraño, y llegó con facilidad a la base de La Farola. 
Deslizó una horquilla del pelo en la cerradura de la casa del farero y hurgó procurando no hacer ruido. 
Ya no le importaba nada. Casi una hora después la cerradura cedió y abrió la puerta. 
Nadie la había descubierto. 
Subió hasta la torre y encendió la linterna. Se coló hasta la pasarela y observó el mar, como si el Baleares fuera a estar allí, esperando. 
Luego miró al oeste, a la ciudad, y sonrió ante la belleza de Málaga. 
Suspiró con los ojos cerrados. Ya no volvería a abrirlos. 
A lo lejos se escuchó un disparo. Un beso de plomo de un francotirador alcanzaba a Carmen, que cayó sin vida desde lo alto. 
Todavía se la ve en el Muelle de Levante o en la pasarela de La Farola, siempre mirando al mar, esperando. 
En 1993, el último farero de La Farola de Málaga, cerraba la puerta y echaba la llave. 
Una mujer lo sujetó del brazo. Era una joven malagueña que andaba descalza. 
Él ya conocía al fantasma. Se preparó para responder, como siempre que ella preguntaba:
-Farero, ¿quién ganó la guerra?
-Perdimos todos, Carmen.

«Málaga» por Fran Sanabre

Os presentamos otro relato escrito por nuestro amigo Fran Sanabre. En esta ocasión, nos transporta a -La Farola- con una historia desgarradora, pero juzgadla vosotros mismos.

Málaga

El 28 de agosto de 1936 se apagaba La Farola de Málaga y Carmen, llorando apesadumbrada, observaba la oscuridad desde el balcón de su casa. Con una mano secaba su cara y, con la otra, buscaba en el bolsillo una carta.

Mi amada Carmen:

Tres meses sin verte y me parecen años, quién nos iba a decir el día que me fui al servicio militar que la guerra tocaría a nuestra puerta. A mí y a otros soldados de Infantería de Marina nos han destinado al crucero Baleares. Ya no estoy en Cartagena, en el Tercio de Levante. Me tratan bien y surco los mares, como siempre habíamos soñado hacer tú y yo. Me gusta, pero me faltas tú, te echo de menos. No hemos entrado en combate, ojalá nunca lo hagamos. No quiero matar a nadie. Por seguridad no puedo decirte cuál es nuestro rumbo, aunque espero hacer escala en Málaga y poder besarte. Sueño contigo despierto y dormido, en el día que vuelva a tus brazos, en tu pelo, tus labios, tus ojos negros mirando al mar, esperándome.

Llevo tu foto en el bolsillo izquierdo, sobre el corazón, junto a la estampa de la virgen que me dio mi madre. Espero pronto ver la luz de La Farola de Málaga, donde nos besamos la primera vez, así sabré que estoy en casa. Te amo. Siempre tuyo: Antonio.

Carmen, la bella malagueña, estrelló la carta en su pecho y gritó de dolor mientras se ahogaba en llanto. Enloquecida, abandonó la idea de peligro y, decidida, se echó a la calle descalza, sólo con un vestido negro. Ya era de madrugada. Evitó ser vista y se movió como un gato por las calles secundarias al amparo de la sombra y los soportales. No se cruzó con ningún soldado de ronda, algo extraño, y llegó con facilidad a la base de La Farola. Deslizó una horquilla del pelo en la cerradura de la casa del farero y hurgó procurando no hacer ruido. Ya no le importaba nada. Casi una hora después la cerradura cedió y abrió la puerta. Nadie la había descubierto. Subió hasta la torre y encendió la linterna. Se coló hasta la pasarela y observó el mar, como si el Baleares fuera a estar allí, esperando. Luego miró al oeste, a la cuidad, y sonrió ante la belleza de Málaga. Suspiró con los ojos cerrados. Ya no volvería a abrirlos. A lo lejos se escuchó un disparo. Un beso de plomo de un francotirador alcanzaba a Carmen, que cayó sin vida desde lo alto. Todavía se la ve en el Muelle de Levante o en la pasarela de La Farola, siempre mirando al mar, esperando.

En 1993, el último farero de La Farola de Málaga, cerraba la puerta y echaba la llave. Una mujer lo sujetó del brazo. Era una joven malagueña que andaba descalza. Él ya conocía al fantasma. Se preparó para responder, como siempre que ella preguntaba:

  • Farero, ¿quién ganó la guerra?
  • Perdimos todos, Carmen.