El Real Decreto de 13 de septiembre de 1847, además de aprobar el plan de acuerdo con la memoria presentada, realiza la atribución de la competencia en materia de faros al entonces Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras Públicas y concede dos autorizaciones al Gobierno para la solicitud a las Cortes de, en primer lugar, la dotación de un crédito extraordinario de 20 millones de reales en 4 ó 5 años como financiación inicial y, en segundo lugar, la creación de un impuesto único y general de faros que sostuviera el sistema en lo sucesivo.
El Plan comprende una primera parte introductoria en la que se realiza una aproximación a la señalización marítima, al estado del arte y la necesidad de su establecimiento en España. Una segunda parte, más ejecutiva, define la estructura del sistema aprobado y las tecnologías elegidas; relaciona en detalle y justifica los faros a establecer; realiza consideraciones sobre los emplazamientos y hace una referencia a la integración en el sistema de las balizas, boyas, señales y marcas. Por último, presenta el informe económico del primer establecimiento y de la futura conservación y dicta algunas medidas sobre la organización del servicio de faros. En definitiva, un verdadero Plan integral, de gran influencia francesa, y que, en su contexto, cumplía con la necesidad planteada.
El sistema perseguía la continuidad en el alumbrado de la costa solapando los alcances de los faros de forma que un observador situado a cierta distancia de la costa siempre viese al menos un faro. Los faros se clasificaron en seis órdenes en función de la complejidad y tamaño de la instalación luminosa, y no por su alcance ni por su importancia geográfica o para la navegación.
El Plan contemplaba un total de 105 luces -ampliables hasta 111, puesto que había seis luces posibles que quedaban pendientes de decisión definitiva-, incluyendo las 19 luces preexistentes que, en su mayoría, se sustituían por otras nuevas. En 1856 ya se administraban 40 faros en funcionamiento, 21 en construcción y 52 en proyecto o estudio, lo que hace un total de 113 luces, puesto que las necesidades ya habían añadido dos faros más al total previsto.
Tras esta fructífera primera fase, del repaso de las fechas de inauguración del resto de los faros del Plan se desprende que el buen ritmo inicial se perdió y la ejecución total se demoró casi veinte años. Durante este plazo, paralelamente a la ejecución del Plan, ya fue necesario reformar algunos de los primeros faros inaugurados y realizar obras y mejoras de todo tipo.
Continuará…
La imagen de cabecera corresponde al mapa con las luces que se instalarían tanto en la península como en las islas Baleares.
Excelente!
Gracias CH
Cari
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Cari