Hoy, domingo 28 de julio, termina la «Feria» de la localidad malagueña de Torre del Mar. Unas fiestas que empezaron el pasado miércoles 24 y están dedicadas a dos santos: Santiago y Ana. Casualmente ninguno de los dos es el patrón o patrona de la localidad. Ésta pertenece al municipio de Vélez-Málaga y cuenta con un hecho único en nuestro país, ya que es la única ciudad que ha tenido cinco faros; tres de ellos se conservan en perfecto estado y tan solo uno se halla en activo. Ese patrimonio “farero” la hace única.
Nosotros solemos hacernos eco de todas las celebraciones, fiestas, conciertos o carreras que incluyen en su cartel de promoción un faro, normalmente el de la localidad en la que se llevan a cabo. En esta ocasión ha vuelto a ser nuestro amigo, Jesús Hurtado Navarrete, periodista musical y deportivo, quien nos ha enviado el cartel de la «Feria» para que viésemos que se había incluido uno de los faros de la localidad; quizás el más carismático, el tercero, aquel en el que trabajó Anselmo Vilar.
El cartel de la «Feria de Santiago y Santa Ana» es obra de la artista Sacramento Ruiz Castillo.
El periodista y amigo Jesús Hurtado Navarrete les dio ayer por la mañana una charla a los más pequeños del CEIP La Gloria de Vélez-Málaga. Se trataba de una actividad organizada por el grupo de investigación Educación Social y Ciudadana de la Universidad de Málaga. El lugar escogido para impartir la charla fue la plaza llamada “Anselmo Vilar, el farero de Torre del Mar”, situada junto al tercer faro de Torre del Mar, el más antiguo de los tres que quedan en pie en dicha localidad.
En la charla, Jesús le ha contado a los menores la historia de Anselmo Vilar, el torrero que apagó el faro durante la famosa y triste «Desbandá», también conocida como “La Huía”. Casualmente, el acto ha coincidido con el día en el que se publicaba en el BOE el acuerdo de incoación de declaración de lugar de memoria el éxodo, persecución y masacre de la población civil entre Málaga y Almería en febrero de 1937, conocido como «La Desbandá».
En los Fundamentos jurídicos tenidos en cuenta para incoarlo el tercer articulo, apartado c) dice:
Antiguo faro de Torre del Mar, «faro de la Barraca».
La acción del farero Anselmo Vilar García las noches del 6 y 7 de febrero negándose a encender el faro imposibilitó que los barcos sublevados bombardearan la costa, salvando así la vida de miles de refugiados que se apostaban en Torre del Mar. Como represalia los cruceros Canarias y Baleares bombardearon la costa de Torre del Mar la mañana del 8 de febrero. El farero Anselmo Vilar fue fusilado por las tropas sublevadas.
Coordenadas 36º 45’ N, 4º 06’ O
Muchas gracias, Jesús, por compartir tanto las fotografías como la historia de Anselmo Vilar García.
Hoy, sábado 22 de julio, se ha celebrado en la localidad de Torre del Mar el XIV Certamen de pintura al aire libre «Francisco Hernández». Este certamen lleva el nombre de un gran pintor, Francisco Hernández Díaz, el cual nació en Melilla, pero vivió desde los siete años en la ciudad de Vélez-Málaga.
El ganador del Certamen ha sido el jerezano Rafael Vargas con una obra titulada “Faro 386 de Torre del Mar”. Obviamente, este nombre nos resulta bastante familiar, puesto que es la denominación que tenía el faro que había en la localidad de Torre del Mar durante la Guerra Civil. Aquel faro o mejor dicho su torrero, Anselmo Vilar, durante la tristemente denominada Desbandá apagó la luz del faro para que las tropas nacionales no masacraran a la población civil que huía desde Málaga a Almería.
El periodista Jesús Hurtado es quien nos ha hablado de este Certamen. Además, nos ha proporcionado todas las fotografías y por si eso fuera poco, ha conseguido que el ganador tras oír lo que hizo Anselmo Vilar, le pusiera el número del faro a su obra. Es todo un detalle por su parte, pero también hay que reconocerle el mérito de divulgar la gesta de este humilde torrero a Jesús.
Queremos felicitar tanto al Ayuntamiento de la localidad por la creación de este Certamen como a Rafael Vargas, brillante ganador de esta edición. No nos olvidamos de la persona que con sus investigaciones ha dado a conocer la historia de Anselmo Vilar, que no es ni más ni menos que Jesús Hurtado Navarrete. Gracias.
Ayer, 2 de febrero de 2023, se celebró la primera etapa de la VII marcha denominada la Desbandá. Esta marcha rememora la huida de miles de mujeres y niños desde la ciudad de Málaga a la de Almería con motivo de la Guerra Civil española.
A nosotros lo que nos interesa contaros es que el periodista Jesús Hurtado Navarrete volvió a participar en los actos rindiendo homenaje al torrero Anselmo Vilar, artífice de la salvación de numerosas personas con su admirable y desinteresado gesto de no encender la luz del faro que estaba a su cargo, nos referimos al faro de Torre del Mar. Anselmo mantuvo el faro inactivo durante dos noches, las del 6 y 7 de febrero de 1937. Desafortunadamente su hazaña que salvó a innumerables personas no sirvió para que salvase su vida, puesto que tras la toma de la localidad por el ejército nacional el torrero fue fusilado.
Jesús ha investigado durante años la historia de los cinco faros que han existido en la localidad de Torre del Mar y por ende la de este generoso torrero. En breve se le asignará al torrero el nombre de la plaza en la que se encuentran el cuarto y quinto faro de la localidad y esto se debe en gran parte al esfuerzo ímprobo que ha realizado este periodista, Jesús Hurtado Navarrete.
En el acto, Jesús además de relatar los hechos leyó algunos poemas que le donaron autores locales.
La figura del torrero lucense Anselmo Antonio Vilar García es conocida gracias a la labor de investigación del periodista Jesús Hurtado Navarrete. Fue él, quien buscando información sobre los cinco faros que ha habido a lo largo de la historia en la localidad de Torre del Mar, se topó con la sorprendente historia de este torrero.
Precisamente hoy, 28 de noviembre, se reúne el Pleno del Ayuntamiento de Torre del Mar {provincia de Málaga} para aprobar la designación del nombre de la plaza en la que se encuentra el faro antiguo de dicha localidad. El nombre propuesto para esta plaza es el de: «Anselmo Vilar, el farero de Torre del Mar».
La gesta de este torrero se llevó a cabo en febrero de 1937, en plena Guerra Civil, cuando Anselmo Vilar se llenó de valor y dejó de encender el faro para no dar referencia a los aviones italianos Fiat CR-32 y los Heinkel alemanes que junto a los cruceros: Canarias, Baleares y Cervera peinaban la costa de Torre del Mar con el ánimo de ametrallar y cortar el paso a los miles de personas, la mayoría, mujeres, ancianos y niños, que escapaban de la toma de Málaga por las tropas sublevadas, la denominada Desbandá.
Anselmo observó como la marea de miles de personas indefensas se acercaban buscando cobijo por su faro y se ocultaban entre las hazas de caña de sus proximidades. Fue en ese instante cuando optó por realizar una acción de manera libre, moral y consciente. Anselmo entendió que, si su faro daba luz, estaría ayudando a la marina del bando nacional y a la aviación a seguir con la masacre así que, sabiendo que estaba firmando su pena de muerte, apagó la luz del faro durante las noches del 6 y el 7 de febrero.
Los atacantes, confundidos por la desaparición del enclave del faro y ante la falta de referencias, utilizaron el faro de Torrox, a pocos kilómetros de Torre del Mar, desplazando sus ataques hacia esa zona, dejando vivir a miles de personas que se habían refugiado al cobijo de la oscuridad que Anselmo había provocado.
Se estima que el acto de heroicidad del farero Anselmo, convirtiendo su faro en un “santuario”, ayudó a más de 180.000 personas a continuar con su huida en dirección a Almería por la denominada «carretera de la muerte».
Anselmo fue detenido por las primeras tropas llegadas a Torre del Mar, las del comandante italiano Guassardo Gusberti y sentenciado a muerte.
Todo llega a su fin y la historia del último faro construido en la localidad de Torre del Mar no iba a ser una excepción. Este faro sigue en funcionamiento en la actualidad y su existencia supone todo un logro, puesto que no se conoce en ningún otro lugar del mundo una ciudad que haya contado con cinco faros y menos aún que tres de esos faros se mantengan en buen estado de conservación.
Gracias a la perseverancia de Jesús Hurtado Navarrete podemos conocer la historia de estos faros tan singulares.
Quinto faro de Torre del Mar
La lámpara era incandescente de filamento de 500 W, y emitía destellos blancos con la característica de 2+1. Tenía como reserva un quemador de acetileno de la misma marca AGA. Equipo que entró en funcionamiento en el primer trimestre de 1976.
En 1977 y bajo la supervisión del ingeniero, Luis López Peláez, se realizaría un nuevo proyecto que condicionaban obras y reparación de este faro.
Serafín Beltrán y después Félix García Montesinos, durante años y juntamente con otras dos personas más, serían los responsables del faro de Torre del Mar, eran los tiempos del ya acabado binomio faro-farero y denominados ahora como, Técnicos de Ayuda a la Navegación. Estas personas repartían su función ahora de mantenimiento en dos faros más: el de Torrox (donde residían) y el de Isla de Alborán (Almería).
Como anécdotas de este faro de 106 escalones, hay que mencionar que a finales de junio del año 1975 se ubicó en terrenos muy cercanos al él, lo que sería el campo de fútbol del C. D. Torre del Mar. De ahí que este terreno de juego (hoy desparecido por la construcción en 1988 de su actual paseo marítimo), se le conociera popularmente por el Campo del Faro.
Veinte años después, con motivo de la instalación de equipos de control remoto informatizado en todos los faros de la provincia, se procedió (1998) a la modificación de los equipos de lámpara. Sustituyéndose su antigua instalación por equipos electrónicos que controlarían una lámpara halógena de 1000 W, dotada de otra lámpara reserva de baja tensión, alimentada por baterías de acumuladores estacionaria. Los equipos de la señal se hallan conectados actualmente al Faro de Torrox por enlace hertziano.
Tras Félix García Montesinos, le sucede en la actualidad y desde 1995 el madrileño, Jorge Casesnoves Granado, y que a la sazón también lo es del faro de Torrox, Marbella y Estepona a los que suele visitar una vez por semana.
Ha pasado más de siglo y medio y hoy día siguen los fareros durmiendo dentro de algunos faros, porque saben que el telecontrol no es todavía demasiado estable y sale mucho más barato la seguridad y mantenimiento, estando habitado. Ya no visten camisa a rayas, ni llevan poblada barba o todos fuman en pipa. Ahora sólo un hombre se encarga de que estas grandes linternas, situadas junto al mar, den los avisos a tiempo.
La esencia del romanticismo de quienes vivieron en ellos sigue intacta, pero ya todos sabemos que esta vocación se ha quedado sin relevo generacional. En nuestro país tenemos un número cercano a los 30 fareros, algunos aún viven en esos faros y otros que se reparten agrupados entre los 189 faros que actualmente existen.
Iniciamos la historia del último faro que se ha construido en la localidad de Torre del Mar. Este faro sigue en funcionamiento en la actualidad y su existencia supone todo un logro, puesto que no se conoce en ningún otro lugar del mundo una ciudad que haya contado con cinco faros y menos aún que tres de esos faros se mantengan en buen estado de conservación.
Gracias a la perseverancia de Jesús Hurtado Navarrete podemos conocer la historia de estos faros tan singulares.
Quinto faro de Torre del Mar
La primera consecuencia contemplada en el Plan Nacional para la mejora de las señales marítimas correspondió poco tiempo después a dotar a esta señal de un mayor alcance, por lo que en julio de 1973 se inició el proyecto de “Torre para el Faro de Torre del Mar” del que de nuevo sería responsable como Ingeniero-director del Grupo de Puertos de Cádiz-Málaga, Juan Antonio Guerrero Fernández.
Así, el 15 de junio de 1976 se inauguraría el que viene a ser el quinto y último en nuestra relación de faros torreños, construido a escasos metros del que por orden cronológico era el cuarto faro. Consta de una torre cilíndrica de hormigón armado de 3 metros de diámetro exterior y de 24,7 metros de altura. En principio el faro estaba pintado de blanco, culminado en la linterna con cúpula metálica gris y doble galería; utilizando inicialmente como combustible acetileno hasta su definitiva electrificación en 1998. Su plano focal es de 29 metros sobre el nivel del mar y su alcance nominal de 13 millas náuticas.
La alimentación de su luz sería por energía eléctrica con reserva de acetileno. El presupuesto de coste directo que llevó a hacer este nuevo faro sería de 3.914.713,21 pesetas. Importe que desglosado se repartía de la siguiente manera:
Base: 1.667.948,32 pesetas
Fuste (seis módulos): 1.047.950 pesetas
Torreón: 450.229,80 pesetas
Cerramiento y camino de acceso al faro: 476.584,72 pesetas
A las que se le sumarían partidas alzadas por un valor de 272.000 pesetas
La nueva torre con escalera metálica interior helicoidal, estaba coronada por una linterna también cilíndrica «marca Racional», de 1,75 metros de diámetro, que albergaba lámpara y destellador AGA, sobre un tambor con óptica de 500 mm.
Es el turno de contar la historia del cuarto faro de los cinco que ha tenido la localidad de Torre del Mar; todo un record a nivel nacional, puesto que ninguna otra ciudad ha tenido tantos faros. Estamos reproduciendo fielmente toda la información que Jesús Hurtado Navarrete nos ha proporcionado.
Cuarto faro de Torre del Mar
Un año después de que se elaborase el proyecto de construcción del nuevo faro (1969), esta señal sería trasladada nuevamente a la orilla del mar. Se construye así, una torre gemela a la anterior en la que sus distintos elementos: de luz, basamento, linterna y aparatos ópticos serían los mismos “que del faro actual [el tercero]”, según el informe del ingeniero Juan Antonio Guerrero Fernández; previéndose en los presupuestos una partida para desmontaje y montaje de estos en la nueva torre. Instalaciones que contaron con un presupuesto de 426.985 pesetas.
Las obras efectuadas son idénticas al anterior faro, siendo una réplica de éste, puesto que solo varía en su emplazamiento. El cuarto faro queda situado en casi la misma línea normal de la costa, pero 140 metros más próximo al mar. Actualmente, hoy visible sin linterna junto al que conocemos como más moderno.
Finalizamos la historia del tercero de los cinco faros que ha habido en la localidad de Torre del Mar. Jesús Hurtado Navarrete, un polifacético periodista, nos ha proporcionado toda la información para que la compartamos y gracias a él, estamos descubriendo interesantes detalles de estos faros.
Tercer faro de Torre del Mar
Con el transcurrir del tiempo, ya en mitad del pasado siglo, ocurrió lo que casi en toda la Costa del Sol, el faro con su torre de 11 metros de altura se erguía aislado en una zona en la que el boom turístico de los sesenta había empezado a levantarse a su libre albedrío, con edificios inmensos que no contrastaban con la belleza paisajística de aquella zona y atentaba despiadadamente contra el más elemental sentido de la estética. Además, el hombre le fue ganando al mar poco a poco metros, casi medio kilómetro de arena. Convirtiéndose pues, el faro en un obstáculo que poco a poco fue desposeído de su importante funcionalidad. Fue entonces cuando la Dirección General de Puertos y Señales Marítimas realizó en marzo de 1968 un nuevo proyecto para el cambio de emplazamiento del faro y la construcción de una nueva torre, almacén, cerramiento de este conjunto y un cercado exterior que delimitaban los terrenos del faro.
Continuamos narrando la historia del tercero de los cinco faros que ha habido en la localidad de Torre del Mar. De la mano de Jesús Hurtado Navarrete, un polifacético periodista, estamos descubriendo interesantes detalles de estos faros.
Tercer faro de Torre del Mar
Resaltar que hasta principios de 1932 no comenzaría a instalarse la línea eléctrica para alimentarlo desde el pueblo, aún distante de donde se ubicaba el faro en el contorno conocido como «Acequia Bigotona».
Tiempo en el que, por las anotaciones y partes diarios (libro de orto y ocasos) hemos podido conocer varios sucesos acaecidos como: intentos de robo, roturas de cristales de sus linternas, amén de algunas detenciones de personas que habían infringido la ley e intentaban esconderse por sus cercanías, que era prácticamente toda vega y muy especialmente plantaciones de caña de azúcar.
Destaca por encima de todo como en febrero de 1937, en plena Guerra Civil, el farero Antonio Anselmo Vilar no encendió el faro… [pero esta historia os la contaremos en un capítulo aparte, puesto que consideramos que su figura fue decisiva para la salvación de miles de personas].
Tras la guerra, existiría en todo el litoral español una depuración de torreros por parte del nuevo régimen. Cribados ya estos, se les cambiaría su nombre por el de Técnicos Mecánicos de Señales Marítimas y se puede comprobar cómo empiezan a convocarse algunas vacantes a este puesto y en el que aparece el nombre de José Gámez tanto en el faro torreño como en el torroxeño.