Ayer, 2 de febrero de 2023, se celebró la primera etapa de la VII marcha denominada la Desbandá. Esta marcha rememora la huida de miles de mujeres y niños desde la ciudad de Málaga a la de Almería con motivo de la Guerra Civil española.
A nosotros lo que nos interesa contaros es que el periodista Jesús Hurtado Navarrete volvió a participar en los actos rindiendo homenaje al torrero Anselmo Vilar, artífice de la salvación de numerosas personas con su admirable y desinteresado gesto de no encender la luz del faro que estaba a su cargo, nos referimos al faro de Torre del Mar. Anselmo mantuvo el faro inactivo durante dos noches, las del 6 y 7 de febrero de 1937. Desafortunadamente su hazaña que salvó a innumerables personas no sirvió para que salvase su vida, puesto que tras la toma de la localidad por el ejército nacional el torrero fue fusilado.
Jesús ha investigado durante años la historia de los cinco faros que han existido en la localidad de Torre del Mar y por ende la de este generoso torrero. En breve se le asignará al torrero el nombre de la plaza en la que se encuentran el cuarto y quinto faro de la localidad y esto se debe en gran parte al esfuerzo ímprobo que ha realizado este periodista, Jesús Hurtado Navarrete.
La cantante Rozalén junto a Jesús Hurtado Navarrete portando una fotografía del torrero Anselmo Vilar
En el acto, Jesús además de relatar los hechos leyó algunos poemas que le donaron autores locales.
La figura del torrero lucense Anselmo Antonio Vilar García es conocida gracias a la labor de investigación del periodista Jesús Hurtado Navarrete. Fue él, quien buscando información sobre los cinco faros que ha habido a lo largo de la historia en la localidad de Torre del Mar, se topó con la sorprendente historia de este torrero.
Precisamente hoy, 28 de noviembre, se reúne el Pleno del Ayuntamiento de Torre del Mar {provincia de Málaga} para aprobar la designación del nombre de la plaza en la que se encuentra el faro antiguo de dicha localidad. El nombre propuesto para esta plaza es el de: «Anselmo Vilar, el farero de Torre del Mar».
La gesta de este torrero se llevó a cabo en febrero de 1937, en plena Guerra Civil, cuando Anselmo Vilar se llenó de valor y dejó de encender el faro para no dar referencia a los aviones italianos Fiat CR-32 y los Heinkel alemanes que junto a los cruceros: Canarias, Baleares y Cervera peinaban la costa de Torre del Mar con el ánimo de ametrallar y cortar el paso a los miles de personas, la mayoría, mujeres, ancianos y niños, que escapaban de la toma de Málaga por las tropas sublevadas, la denominada Desbandá.
Anselmo observó como la marea de miles de personas indefensas se acercaban buscando cobijo por su faro y se ocultaban entre las hazas de caña de sus proximidades. Fue en ese instante cuando optó por realizar una acción de manera libre, moral y consciente. Anselmo entendió que, si su faro daba luz, estaría ayudando a la marina del bando nacional y a la aviación a seguir con la masacre así que, sabiendo que estaba firmando su pena de muerte, apagó la luz del faro durante las noches del 6 y el 7 de febrero.
Los atacantes, confundidos por la desaparición del enclave del faro y ante la falta de referencias, utilizaron el faro de Torrox, a pocos kilómetros de Torre del Mar, desplazando sus ataques hacia esa zona, dejando vivir a miles de personas que se habían refugiado al cobijo de la oscuridad que Anselmo había provocado.
Se estima que el acto de heroicidad del farero Anselmo, convirtiendo su faro en un “santuario”, ayudó a más de 180.000 personas a continuar con su huida en dirección a Almería por la denominada «carretera de la muerte».
Anselmo fue detenido por las primeras tropas llegadas a Torre del Mar, las del comandante italiano Guassardo Gusberti y sentenciado a muerte.
Todo llega a su fin y la historia del último faro construido en la localidad de Torre del Mar no iba a ser una excepción. Este faro sigue en funcionamiento en la actualidad y su existencia supone todo un logro, puesto que no se conoce en ningún otro lugar del mundo una ciudad que haya contado con cinco faros y menos aún que tres de esos faros se mantengan en buen estado de conservación.
Gracias a la perseverancia de Jesús Hurtado Navarrete podemos conocer la historia de estos faros tan singulares.
Quinto faro de Torre del Mar
La lámpara era incandescente de filamento de 500 W, y emitía destellos blancos con la característica de 2+1. Tenía como reserva un quemador de acetileno de la misma marca AGA. Equipo que entró en funcionamiento en el primer trimestre de 1976.
Lámparas del faro
En 1977 y bajo la supervisión del ingeniero, Luis López Peláez, se realizaría un nuevo proyecto que condicionaban obras y reparación de este faro.
Serafín Beltrán y después Félix García Montesinos, durante años y juntamente con otras dos personas más, serían los responsables del faro de Torre del Mar, eran los tiempos del ya acabado binomio faro-farero y denominados ahora como, Técnicos de Ayuda a la Navegación. Estas personas repartían su función ahora de mantenimiento en dos faros más, el de Torrox (donde residían) y el de Isla de Alborán (Almería).
Como anécdotas de este faro de 106 escalones, hay que mencionar que a finales de junio del año 1975 se ubicó en terrenos muy cercanos al él, lo que sería el campo de fútbol del C.D. Torre del Mar, de ahí que este terreno de juego (hoy desparecido por la construcción en 1988 del su actual paseo marítimo), se le conociera popularmente por el Campo del Faro.
El equipo de fútbol posando antes del inicio de un encuentro. Al fondo el faro.
Veinte años después, con motivo de la instalación de equipos de control remoto informatizado en todos los faros de la provincia, se procedió (1998) a la modificación de los equipos de lámpara. Sustituyéndose su antigua instalación por equipos electrónicos que controlarían una lámpara halógena de 1000 W, dotada de otra lámpara reserva de baja tensión, alimentada por baterías de acumuladores estacionaria. Los equipos de la señal se hallan conectados actualmente al Faro de Torrox por enlace hertziano.
Tras Félix García Montesinos, le sucede en la actualidad y desde 1995 el madrileño, Jorge Casesnoves Granado, y que a la sazón también lo es del faro de Torrox, Marbella y Estepona a los que suele visitar una vez por semana.
Ha pasado más de siglo y medio y hoy día siguen los fareros durmiendo dentro de algunos faros, porque saben que el telecontrol no es todavía demasiado estable y sale mucho más barato la seguridad y mantenimiento, estando habitado. Ya no visten camisa a rayas, ni llevan poblada barba o todos fuman en pipa. Ahora sólo un hombre se encarga de que estas grandes linternas, situadas junto al mar, den los avisos a tiempo.
La esencia del romanticismo de quienes vivieron en ellos sigue intacta, pero ya todos sabemos que esta vocación se ha quedado sin relevo generacional. En nuestro país tenemos un número cercano a los 30 fareros, algunos aún viven en esos faros y otros que se reparten agrupados entre los 189 faros que actualmente existen.
Iniciamos la historia del último faro que se ha construido en la localidad de Torre del Mar. Este faro sigue en funcionamiento en la actualidad y su existencia supone todo un logro, puesto que no se conoce en ningún otro lugar del mundo una ciudad que haya contado con cinco faros y menos aún que tres de esos faros se mantengan en buen estado de conservación.
Gracias a la perseverancia de Jesús Hurtado Navarrete podemos conocer la historia de estos faros tan singulares.
Quinto faro de Torre del Mar
La primera consecuencia contemplada en el Plan Nacional para la mejora de las señales marítimas correspondió poco tiempo después a dotar a esta señal de un mayor alcance, por lo que en julio de 1973 se inició el proyecto de “Torre para el Faro de Torre del Mar” del que de nuevo sería responsable como Ingeniero-director del Grupo de Puertos de Cádiz-Málaga, Juan Antonio Guerrero Fernández.
Plano para la construcción del quinto faro de Torre del Mar
Así, en 1976 se inauguraría el que viene a ser el quinto y último en nuestra relación de faros torreños, construido a escasos metros del que por orden cronológico era el cuarto faro. Consta de una torre cilíndrica de hormigón armado de 3 metros de diámetro exterior y de 24,7 metros de altura. En principio el faro estaba pintado de blanco, culminado en la linterna con cúpula metálica gris y doble galería; utilizando inicialmente como combustible acetileno hasta su definitiva electrificación en 1998. Su plano focal es de 29 metros sobre el nivel del mar y su alcance nominal de 13 millas náuticas.
El quinto faro de Torre del Mar está situado junto al anterior.
La alimentación de su luz sería por energía eléctrica con reserva de acetileno. El presupuesto de coste directo que llevó a hacer este nuevo faro sería de 3.914.713,21 pesetas. Importe que desglosado se repartía de la siguiente manera:
Base: 1.667.948,32 pesetas
Fuste (seis módulos): 1.047.950 pesetas
Torreón: 450.229,80, pesetas
Cerramiento y camino de acceso al faro: 476.584,72 pesetas
A las que se le sumarían partidas alzadas por un valor de 272.000 pesetas
La nueva torre con escalera metálica interior helicoidal, estaba coronada por una linterna también cilíndrica «marca Racional», de 1,75 metros de diámetro, que albergaba lámpara y destellador AGA, sobre un tambor con óptica de 500 mm.
Finalizamos la historia del tercero de los cinco faros que ha habido en la localidad de Torre del Mar. Jesús Hurtado Navarrete, un polifacético periodista, nos ha proporcionado toda la información para que la compartamos y gracias a él, estamos descubriendo interesantes detalles de estos faros.
Tercer faro de Torre del Mar
Con el transcurrir del tiempo, ya en mitad del pasado siglo, ocurrió lo que casi en toda la Costa del Sol, el faro con su torre de 11 metros de altura se erguía aislado en una zona en la que el boom turístico de los sesenta había empezado a levantarse a su libre albedrío, con edificios inmensos que no contrastaban con la belleza paisajística de aquella zona y atentaba despiadadamente contra el más elemental sentido de la estética. Además, el hombre le fue ganando al mar poco a poco metros, casi medio kilómetro de arena. Convirtiéndose pues, el faro en un obstáculo que poco a poco fue desposeído de su importante funcionalidad. Fue entonces cuando la Dirección General de Puertos y Señales Marítimas realizó en marzo de 1968 un nuevo proyecto para el cambio de emplazamiento del faro y la construcción de una nueva torre, almacén, cerramiento de este conjunto y un cercado exterior que delimitaban los terrenos del faro.
El tercer faro rodeado por completo de edificiosCon las primeras edificaciones turísticas el tercer faro quedó completamente aislado
Continuamos narrando la historia del tercero de los cinco faros que ha habido en la localidad de Torre del Mar. De la mano de Jesús Hurtado Navarrete, un polifacético periodista, estamos descubriendo interesantes detalles de estos faros.
Tercer faro de Torre del Mar
Resaltar que hasta principios de 1932 no comenzaría a instalarse la línea eléctrica para alimentarlo desde el pueblo, aún distante de donde se ubicaba el faro en el contorno conocido como «Acequia Bigotona».
El tercer faro de torre del Mar se encontraba rodeado de plantaciones de caña de azúcar.
Tiempo en el que, por las anotaciones y partes diarios (libro de orto y ocasos) hemos podido conocer varios sucesos acaecidos como: intentos de robo, roturas de cristales de sus linternas, amén de algunas detenciones de personas que habían infringido la ley e intentaban esconderse por sus cercanías, que era prácticamente toda vega y muy especialmente plantaciones de caña de azúcar.
Destaca por encima de todo como en febrero de 1937, en plena Guerra Civil, el farero Antonio Anselmo Vilar no encendió el faro… pero esta historia os la contaremos en un capítulo aparte, puesto que consideramos que su figura fue decisiva para la salvación de miles de personas.
Retrato de Anselmo Vilar García
Tras la guerra, existiría en todo el litoral español una depuración de torreros por parte del nuevo régimen. Cribados ya estos, se les cambiaría su nombre por el de Técnicos Mecánicos de Señales Marítimas y se puede comprobar cómo empiezan a convocarse algunas vacantes a este puesto y en el que aparece el nombre de José Gámez tanto en el faro torreño como en el torroxeño.
Damos paso al segundo de los cinco faros que ha habido en la localidad de Torre del Mar. La investigación corre a cargo de Jesús Hurtado Navarrete, un polifacético periodista, que actualmente compagina el deporte de su ciudad de residencia con la búsqueda de información sobre los faros que ha habido en esta localidad malagueña.
Segundo faro de Torre del Mar
Tras la desaparición del primer faro, se ubicaría otro de manera provisional, como se puede apreciar en la foto, en un castillete de madera y adobe donde se colocó provisionalmente la luz y que estaba ubicado junto a unas pequeñas viviendas algo más cerca del pueblo. Lo que se pensaba sería provisional, al final duraría bastantes años.
Buceando en las hemerotecas digitales de varios diarios nacionales (La Vanguardia y ABC), Jesús encontró reseñas de sucesos importantes acaecidos en el faro o en sus inmediaciones.
Así, el domingo 26 abril de 1885, el faro provisional torreño con su orientación, favorece y ayuda al salvamento en las mismas aguas de Torre del Mar, del choque en la madrugada del viernes 24 del vapor inglés «Minerva», que había salido de Málaga, con la goleta inglesa «María Luisa», quedando rota la proa de ésta y siendo necesario remolcarla al puerto. De igual manera junto al faro de Torrox, comunicaron y ayudaron en el naufragio del «Juheam» el 26 de enero de 1916 y el posterior salvamento de varios marineros.
Por ese tiempo, ya le había sucedió a Anselmo Vilar Coria el torrero encargado del faro de Torrox, Tomás García Ruiz (1908-16) y poco después, ya como farero primero su hijo, Anselmo Antonio Vilar García.
No sería hasta finales de 1928, cuando nacería el proyecto del que casi se pensaba, que sería el faro definitivo, el tercero en esta cronología que reseñamos.
Seguimos contándoos la verdadera historia de los cinco faros que ha habido en la localidad de Torre del Mar. La investigación corre a cargo de Jesús Hurtado Navarrete, un polifacético periodista, que actualmente compagina el deporte de su ciudad de residencia con la búsqueda de información sobre los faros que ha habido en esta localidad malagueña.
Primer faro de Torre del Mar
La torre según las dos únicas fotos que se conservan y que proceden del libro “Faros y Señales Marítimas” obra de Juan Gutiérrez Gracia (Madrid 1926), nos muestra la visita de personal en 1878 para una revisión de luces. Este era de forma troncocónica y constaba de dos pisos de ladrillo amplio visible. Tenía una altura de 12,6 metros sobre el nivel del mar y 10,9 sobre el terreno.
Su linterna y pedestal eran de origen francés, de la marca Sautter. Estaba dotada de una pionera óptica catadióptrica y montada originalmente en una lámpara de émbolo que quemaba aceite de oliva y que, según algunas anotaciones encontradas, llegaba de la localidad de Periana. Se sabe que de estas características se montaron otros faros en el litoral español: Silleiro, Ribadeo, Torrox, Adra, e incluso el primero existente en Las Palmas de Gran Canaria.
Según los pocos datos que ha podido rescatar Jesús en los archivos de la Autoridad Portuaria de Málaga y por diferentes publicaciones aparecidas en prensa, se sabe que el primer encargado del faro torreño, fue el gallego nacido en la provincia de Lugo, Anselmo Vilar Coira, según designación del entonces Servicio Central de Señales Marítimas.
Antiguamente la misión de estos primeros torreros como en principio se les denominaba, era muy esclava. Tenían que velar toda la noche, porque la luz (generada por la quema de aceite, después parafina y poco más tarde petróleo) no se apagase u originase algún incendio. Después, ya de día tenían que limpiar todo lo quemado y rellenar los depósitos del combustible.
Vamos a contaros la verdadera historia de los cinco faros que ha habido en la localidad de Torre del Mar. La investigación corre a cargo de Jesús Hurtado Navarrete, un polifacético periodista, que actualmente compagina el deporte de su ciudad de residencia con la búsqueda de información sobre los faros que ha habido en esta localidad malagueña.
Primer faro de Torre del Mar
El primer faro que se conoce en Torre del Mar, de los denominados de tráfico (los de Málaga y Marbella son de recalada) fue proyectado y construido a finales de octubre de 1863. Estrenando sus primeras luces como se aprecia en reseñas de prensa, el 15 de marzo de 1864.
Estaba situado en la desembocadura del río Vélez (mal denominado en algunas publicaciones como Almanzora, quizás por la cercanía de la pedanía de Almayate) y estaba distante 26 brazas de la orilla del mar, lo que traería nefastas consecuencias para su integridad. Durante sus primeros años de funcionamiento, las crecidas y los temporales llegaban a incomunicarlo durante varios días, mientras las aguas azotaban una escollera que se construyó para protegerle además de otras barreras que lo flanqueaban formadas por cañas y estacas.
Al final, un temporal de los más grandes que se conocen en Málaga, en enero de 1880, ocasionó la destrucción completa del edificio y la ruina total de la torre que como era previsible, se lo llevó el mar muy a pesar de dos espigones que lo flanqueaban y sustentaban, así como otras barreras formadas por cañas y gruesas estacas.
Iniciamos una serie de entradas en las que os vamos a contar la verdadera historia de los cinco faros que ha habido en la localidad de Torre del Mar. En esta entrega os vamos a presentar al autor de la investigación que además hace una breve introducción para contextualizar los textos que os mostraremos de forma cronológica.
Jesús Hurtado Navarrete, un polifacético periodista que actualmente compagina el deporte de su ciudad de residencia con la búsqueda de información sobre los faros que ha habido en esta localidad malagueña. Sus inicios fueron en la música, acudiendo a numerosos conciertos de grupos de primer nivel para cubrir sus giras por España. Escribió un libro llamado “100 años del futbol andaluz”. Además, es el historiador oficial del Vélez club de fútbol.
Hay que destacar también que Jesús es el autor del artículo sobre Anselmo García, farero durante la famosa y trágica Desbandá, pero no adelantemos acontecimientos y dejemos que sea él quien nos cuente toda la historia.
Un apunte más antes de dar paso a esta fascinante historia. Las fotos que os mostramos las ha conseguido Jesús en exclusividad tras numerosas peticiones a diversos estamentos o por colaboraciones desinteresadas. Jesús nos hace partícipes de la verdadera historia de los…
FAROS DE TORRE DEL MAR
La legendaria fascinación del mar tiene sus más luminosos puntos de exclamación en los faros, los denominados ingredientes del atractivo mítico capaces de desbordar sus características meramente técnicas por el romanticismo del mar y la soledad.
Prueba de ello es la multiplicación que en los últimos tiempos hemos podido leer en algunos periódicos sobre las peticiones de distintos municipios a fin de recuperar, para uso público, aquellos faros que ya no sean ocupados por las autoridades responsables del control de la navegación, superados por los actuales sistemas electrónicos conocidos por GPS.
Así en el tiempo, desde finales del siglo XIX, en la costa malagueña se levantaron seis faros para guiar a los marinos que se acercaban: el de Málaga (1814), Punta Doncella en Estepona (1861), Marbella (1864), Punta de Calaburras en Mijas (1863), Torre del Mar (1864) y el de Torrox (1864). La mayoría de ellos, son obra del ingeniero, Antonio Molina, salvo la popularmente conocida como “La Farola” de Málaga obra de Joaquín María Pery y Guzmán.
La localidad de Torre del Mar es actualmente la que más faros ha tenido, además de la que, por diferentes razones, más mudó en su ubicación, por encima de Adra en Almería o la isla canaria de Fuerteventura (faro del Tostón) que han tenido tres. En Adra se conservan dos, uno de ellos sin su linterna, mientras que en Fuerteventura mantienen los tres muy cercanos y que de igual manera uno de ellos ya no conserva su linterna.
En el caso de Torre del Mar son cinco los faros que desde 1864 a la actualidad están registrados, uno de ellos en funcionamiento y los otros dos conservados en buen estado.