Mario Sanz Cruz es el farero de Mesa Roldán y este verano ha cumplido 30 años al frente de “su” faro. Por esta singular celebración se le ha rendido homenaje y nosotros queremos sumarnos a esta bonita efeméride planteándole 30 preguntas, una por cada año de servicio, con la particularidad de que los que habéis formulado las preguntas sois todos los que nos leéis. Os dejamos la tercera y última parte de esta entrevista que nos ayudará a conocer un poco más a Mario y sus vivencias durante tres décadas.
21-Estos 30 años han debido tener momentos únicos, ¿puedes citar alguno?
Cuando el faro de Mesa Roldán cumplió 150 años, junto con los de Cabo de Gata y Roquetas, en 2013, preparé una exposición y un libro conmemorativo, ayudado por la poeta Pilar Quirosa, el pintor Ernesto Pedalino y Fernando Hernando, entre otros escritores, artistas y amigos, que sumaron 183. La inauguración de esa exposición y la presentación del libro rodeado de gran parte de estos colaboradores de lujo, fue un momento inolvidable.
22-Si tuvieras que elegir otro, en cualquier rincón del planeta, ¿cuál sería tu faro soñado donde ejercer tu profesión?
Hay cientos de faros que me encantan en todo el mundo y no sabría cuál me gusta más, pero, ya puesto a elegir, me gustaría ser el farero del reconstruido faro de Alejandría. Aunque, como eso no es fácil, sigo eligiendo Mesa Roldán.
23-¿Qué fue lo que te motivó a tomar la vida de farero y cuál es el secreto para permanecer tanto tiempo en ella?
Me hice farero porque mi pareja siempre quería ir al mar. Me presenté a las oposiciones y las aprobé sin saber cómo era un faro por dentro y sin vocación. Llegué a Mesa Roldán 5 meses antes de que declararan a extinguir el cuerpo para el que había opositado y eso me hizo meterme de lleno en el mundo de los faros, como heredero de algo que se acababa. A partir de ahí todo vino rodado, leer los documentos que habían dejado mis antecesores, escribir sobre ellos, atesorar recuerdos, dar charlas y hacer de los faros el centro de mi vida. Estar activo ayuda a que los años pasen sin darte cuenta y, cuando echas la vista atrás, ves la estela de tu evolución, lo que has ido creando y, humildemente, te da mucha satisfacción.
Mientras estás viviendo en una ciudad, no sabes qué es la soledad. Cuando llegas a un faro asilado, descubres que la soledad es un aliado perfecto para los que tenemos muchas cosas que hacer y pocos problemas de conciencia.
24-Sabemos de tu colección de gorros y sombreros, ¿tiene algo que ver con los fuertes vientos que azotan el faro y las anécdotas de turistas que pierden el suyo?
Hay una canción antigua, que se cantaba entre los marineros ingleses, que decía “En Cabo de Gata cuida tu sombrero”, aludiendo a los vientos de la zona. Es verdad, pero los gorros que me llegan con el viento son pocos. Hay que buscarlos en los viajes por el mundo.
25-¿Cómo, cuándo y por qué decidiste dedicarte a la vida de farero?
Cuando, en Madrid, le dije a mi mujer que si tenía suerte se iba a hartar de mar y, después de mucho estudiar, aprobé la oposición en 1990. Inconscientemente había dado el salto a un mundo desconocido que me fascinó desde que lo descubrí por dentro.
26-¿Te has sentido solo y has agradecido estarlo?
No tengo sensación de soledad por más que esté solo horas y horas. Es más, echo de menos las horas de soledad cuando estoy de vacaciones y todo el día me encuentro rodeado de gente con la que hay que interactuar sin mucha pausa. Eso no quiere decir que se antisocial, solo que me gusta hablar y relacionarme, pero no todo el día.
27-¿Qué pasa con el faro cuando te vas de vacaciones? ¿se queda alguien encargado de él?
Viene un par de veces a la semana mi compañero que está en Cabo de Gata. Yo hago lo mismo cuando él no está.
28-¿Son las noches de tormenta en un faro tan impresionantes como nos imaginamos el resto de los mortales?
Son muy impresionantes y también peligrosas. En la casa no hay problema, pero a la linterna es muy arriesgado subir con tormenta, ya que los rayos caen a veces sobre el faro y la mala tierra hace que deriven por los sitios más insospechados, produciendo averías y roturas. Eso sí, es muy bonito ver cómo los focos del faro pegan en las nubes cercanas, como un carrusel encerrado entre colchones. En esos momentos el faro no puede verse desde el mar y pierde su función principal, pero no deja de ser una experiencia.
29-¿Algún hobby que ayudase a pasar las horas, especialmente en la época pre-internet?
A mí me ha ayudado mucho la escritura, tanto de narrativa como de ensayos. La búsqueda de documentación para los libros y su redacción, te ocupan muchas horas y te dan muchas satisfacciones. Pero, además, soy un coleccionista empedernido, lo que también ayuda; leo mucho y canto, así que no tengo tiempo de aburrirme.
30-¿Ves beneficioso para la gestión y el papel de un faro, la transformación de la profesión de farero hacia modelos de gestión y mantenimiento a través de empresas mantenedoras?
Sé que ese es el futuro de muchas zonas, pero también sé que va a bajar la calidad del mantenimiento de los faros y las condiciones de trabajo de los técnicos que lo realicen. No me gusta, pero no creo que haya otro plan a la larga. Lo siento.
Queda poco para que empiece 2023 y se cumplan 31 años al servicio del faro. Así que te formulamos la pregunta del año que viene.
31-¿Cuándo se te ocurrió la idea de crear un museo?
Siempre he sido como las urracas, he ido guardando de todo, porque me da pena que se pierdan las cosas antiguas, que se olviden y se destruyan. Al entrar en el faro, me centré en este tipo de coleccionismo y, cuando la casa ya estaba saturada de objetos sobre faros, empecé a ver la necesidad de colocarlos en algún lugar más adecuado y más visible. La vivienda del otro farero, que se había ido en 1993 y permanecía vacía, era el lugar idóneo. Así empezó a convertirse en un museo, que ha ido creciendo con el tiempo y está abierto al público con citas previas, desde 2010. La idea es que se convierta en un museo abierto al público cuando yo me jubile y pueda ampliarse a la vivienda que ahora ocupo. Espero que así sea.
Estimado Mario. He seguido tus historias de faros por el Twitter de @LosFaros y me parecen muy cercanas a lo que ocurre en los faros de este lejano Pacífico austral acá en Chile. Te felicito por tus historias y por la pasión que tienes por los faros. Desde Chile, un gran saludo en tus 30 años como farero, toda una vida. En Chile, los numerosos faros de la extensa costa de las de 4.000 kms están a cargo de la Armada y no tenemos la experiencia de estar tanto tiempo en un faro. El tiempo más prolongado en un faro es de 1 año. Desde hace algunos años tenemos faros habitados con familias, como por ejemplo: el faro Cabo de Hornos que junto al faro Diego Ramírez son los faros habitados más australes del mundo.
Muchos abrazos y destellos para los fareros chilenos. Aguanten en los faros lo más posible, ya que en Europa y otras zonas del mundo están dejándolos vacíos de personas que les den vida. Ya me gustaría visitar los faros de ese extremo sur, lleno de islas, temporales y leyendas.
Muchísimas gracias, Mario, por tu tiempo, tu dedicación y por todo lo que haces por los faros.
La imagen de cabecera corresponde al propio Mario revisando la linterna de «su» faro.