Continuamos con el relato de Jordi de Mallorca en la sección denominada “Sueños de un farero”. Hoy os mostramos la segunda parte. Esperamos que os guste y si no es así, no preocuparos porque mañana habrá más.
SER FARO
Dicen que uno recibe lo que da, que recoge lo que siembra y que atrae lo que es. ¿Por qué tanto silencio? ¿Por qué esta ausencia de amistades? ¿Por qué tan pocas ganas de salir adelante? ¿Por qué la poca gente que me rodea está tan reventada? ¿Por la ausencia de deseos propios? ¿Es por eso? ¿Por qué no hay ni deseos ni metas? ¿Por qué mis deseos son siempre para los demás? ¿Es por eso? Es cierto que soy muy complaciente con los demás. Que no paro de dar vueltas como esas lentes Fresnel en mitad de la noche. Que hago tiempo y lo doy todo a quien me da un mínimo de atención. Cambio migajas por oro. Enseguida contesto. Cojo el teléfono a cualquier hora, en cualquier situación. Hago todo lo que me hubiera gustado encontrarme cuando estaba en el mayor y más profundo de los pozos. Justo cuando no había nadie. Y todo esto no funciona en este mundo. La gente pasa hasta de ella misma. Es así. Se evaden, se inventan mil quehaceres con tal de no pensar ni enredarse en otras vidas.
Se por activa y por pasiva que quien quiere estar, está. Soy el vivo ejemplo de esto. Ni en trabajos que me ocupaban gran parte de mi día decía que no tenía tiempo. Solo apartaba a aquella gente que no sabía lo que quería en sus vidas y es justo lo que siento que están haciendo conmigo. Así que yo mismo me estoy respondiendo. Cuando hemos tenido una meta, una razón de ser, por absurda que parezca, no solamente nos hemos sentido mejor, sino que también hemos atraído a otro tipo de gente. Con más valor. Con otras ideas. Aquello resultaba atractivo. Ahora que tenemos tiempo de sobra, que lo quemamos sin razón y que no hay un faro en la distancia, eso mismo resulta ser una actitud esquiva y errónea.
Habrá que cambiar el rumbo. Ya lo hicimos varias veces. Sabemos de qué va todo esto. No va de aparentar. No va de desvivirse para llenar a otros. Debemos querernos a nosotros y llenarnos de amor. ¿Pero cómo? ¿Cómo se hace eso? ¿Dónde se encuentra esa motivación que hace que te levantes de la cama, sin excusas y sin pereza? Hay que hacer cosas, sí, tener deseos y metas a medio, corto y largo plazo. ¿Pero cuáles? Ahora mismo no tengo ni idea. Parece que se me da bien escribir, dibujar, remover emociones enquistadas y hablar por hablar, pero a solas.
A escondidas no se llega a ninguna parte. La mejor de las esculturas deja de tener sentido si queda escondida bajo una tela en el taller. Debemos darnos a conocer, pero no a lo loco. Debemos escribir, pero sin llegar a lo personal. Que siempre quede una pátina de misterio. Contar, pero no del todo. A la gente le gusta completar frases e historias. Por eso nos gustan más los libros. Completamos a los personajes, les damos la fantasía justa para que todo aquello cuadre. Cuanto más fantásticas sean las historias, mejor…
Continuará