El primer recuerdo que tengo de un faro fue siendo pequeño ver iluminando el de Isla Hormiga y el de Cabo de Palos. Fue una semana Santa que a mis padres les dejaron un apartamento en La Manga del Mar Menor. Esa imagen viendo desde la habitación un puntito de luz a lo lejos cada cierto tiempo no la olvidaré en la vida y desde esa noche me enamoré de los faros. Actualmente resido en Coruña, y como ya sabéis, en esta ciudad se encuentra el faro romano más antiguo del mundo en activo. Hasta aquí todo normal. Lo curioso o anecdótico viene ahora. Llevo 21 años viviendo aquí y desde hace 15 aproximadamente viniendo tres días a la semana trayendo a mis hijos a entrenar y jugar en los campos que hay a sus pies. Muchas horas muertas pasadas en el coche esperando a que terminaran o pasando frío viendo partidos………pues, os queréis creer que todavía no he subido al faro y no lo conozco por dentro. Me pasa igual que cuando viví en Barcelona. Siete años pasando frecuentemente por delante de la Sagrada Familia y la fui a conocer un fin de semana que volví cuando ya vivía en Coruña. Ahora gracias al compromiso en el que me metió Chema contando este rollo prometo visitarla en breve y haceros un pequeño reportaje. Saludos desde los pies del faro que alumbra las noches coruñesas.
No hemos presentado la entrada ni a nuestro nuevo colaborador porque hemos creído conveniente que fuera su reflexión la que apareciese directamente. Poco más podemos aportar a esa introducción. Muchísimas gracias