Hoy os mostramos unas fotografías muy difíciles de conseguir, puesto que el “faro Punta de Anaga” se encuentra en un lugar bastante aislado, concretamente en la Punta del Roque Bermejo, a unos 247 «m s. n. m.», en la isla de Tenerife. El autor de las fotografías es José C. Herrero, un técnico deportivo de montaña II, que ejerce su trabajo como guía en el Parque Nacional Teide. Además, es técnico superior en Educación y Control Ambiental. Trabaja principalmente por toda la isla de Tenerife y también por resto del archipiélago canario. Es un amante de la naturaleza y por supuesto de las alturas. Bien por su trabajo, o bien por disfrutar de las vistas, José C. ha recorrido en infinidad de ocasiones el macizo de Anaga, lugar en el que se encuentra este pintoresco faro.
Poca gente sabe que es el faro más antiguo de todo el archipiélago canario, menos aún, que es el único faro de 1.er orden existente en las islas y no son muchos los que conociendo su existencia lo han visitado, ya que el hecho de estar situado en un lugar tan inaccesible logra que se produzca un efecto disuasorio por conocerlo. Y eso que se encuentra a unos veinticinco kilómetros de la famosa playa de las Teresitas. En coche se puede llegar hasta el caserío de Chamorga y de allí al faro, hay unos cinco kilómetros de caminata. A pesar de esa proximidad, lo abrupto de la zona hace que los posibles visitantes se decanten por otras actividades mucho más placenteras.
Sobre el faro podemos decir que: empezó a construirse el 5 de julio de 1861 según el proyecto de Francisco Clavijo y Plo, primer ingeniero civil de la Junta de Obras del Puerto de Santa Cruz de Tenerife. Las obras finalizaron el 15 de septiembre de 1863, pero no fue hasta el 19 de septiembre del año siguiente cuando se encendió por primera vez.
José C. también destacaría la labor social que tuvieron los primeros torreros y sus familias, prestando infinidad de servicios a la población costera de Roque Bermejo, situada a 1 km del faro, donde hay un pequeño muelle… al que llegaban petróleo y víveres. Los torreros le daban petróleo a la población local, les ayudaban con la escolarización de sus hijos. Por si esto fuera poco, tanto ellos como sus familiares participaron en el rescate de los supervivientes del vapor francés -Flachat- en abril de 1898.
Muchas gracias, José C. Esperamos que sigas contándonos cosas de tu isla y si es posible de los maravillosos faros que hay en ella.