«Raymond» por Fran Sanabre

Volvemos a contar con la colaboración de Fran Sanabre y de su mano vamos a conocer a Raymond. Si queréis saber quién es y su relación con los faros, seguid leyendo.

Raymond

Hay un lugar en la costa de Gales donde existe un faro abandonado, el de Point of Ayr, también conocido como el faro de Talacre. Os suena, ¿verdad? Os contaré más, pero no me sigáis hasta él, por vuestro bien. Iré solo. Sólo puedo acceder a él durante la marea baja por ese camino de piedra que se ve en la foto. Con la marea alta queda rodeado de agua y no es aconsejable quedarme allí aislado. Sube la marea y es de noche, tengo que darme prisa.

Construido en 1776 y dado de baja sobre 1840 (ni un siglo duró el pobre), ha estado abandonado mucho, mucho tiempo. El último farero, del que sabemos que se llamaba Raymond, murió en el faro. Raymond murió de fuerte fiebre y se ve que su espíritu quedó aquí atrapado en una eterna guardia. Pero nuestro fantasma el farero se siente solo y busca compañía a toda costa. A toda costa…

El fantasma se pasea por la pasarela de la linterna, deja sus huellas en la arena cuando la marea está baja e incluso ha encendido el faro. Pero es su soledad lo que hace que sea peligroso. Son varios los casos de visitantes que, tras estar en el faro de Talacre, sufren de altas fiebres. ¿Será cosa de Raymond? No sé, pero yo ya me voy de aquí, por si acaso. Ha subido la marea, toca nadar en la oscuridad.

Ya he dejado atrás el faro y siento que me quedan cosas por contar, que apenas os he hablado de este fantasma ni del viejo faro abandonado. Pero me tengo que marchar, estoy empapado, me duele la cabeza y me siento muy cansado.

… Creo que tengo fiebre.

Visión introspectiva de un faro por Fran Sanabre

Os presentamos una nueva e interesante colaboración. Contamos con la participación de Francisco Sánchez Abreu, aunque a él le gusta firmar con el acrónimo Fran Sanabre. De Las Palmas de Gran Canaria, como buen isleño no puede vivir sin el mar. Ama la literatura y escribe por diversión, con humildad y sin pretensiones. También ama los faros y un día juntó ambas pasiones en un breve relato. «¿Y si dieran de baja un faro en un remoto islote y dejaran abandonado al farero?» pensó. La idea le resultó trágica, pero en toda tragedia se atisba romanticismo. Y más, si hay un faro.

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Faro de Talacre en Gales

Mi Faro

Soy farero en un faro abandonado. Por esta vieja ruta ya no navegan barcos. No llegan provisiones, ya me han olvidado, y como lo que pesco y me remedio sin tabaco. Enciendo la luz cada noche, que ya no alumbra a ningún lado, que no cobija ni da amparo, que es fría, que muere, olvida… <<Por la mañana la apago>>, pienso desconsolado. No duermo, estoy delgado, ya ni leo, ni sueño, ni hago, ni maldigo y enrabieto, ni soy feliz ni enfado. Quiero olvidar a todos, mi familia, mi pasado, quiero olvidar porque duele, y duele que duela, y duele no ser más fuerte para no sentirme desgraciado. Ojalá fuera listo, ojalá hubiera estudiado. Ojalá no fuera un loco, no estaría solo, hablando solo, sólo porque ni libros me quedan que, de frío y locura, los he quemado. Escribo un mensaje en una botella que lanzo con fuerza al mar bravo, mar bravo que la devuelve a la playa donde mi faro. Náufrago a propósito por la vida que he tomado, pero a veces sueño que avisto la luz de un barco.

Fran Sanabre ha creado hace poco un blog llamado «Cuentos del Purgatorio». Desde esta página os animamos a que lo sigáis para poder disfrutar de sus relatos.

 https://cuentosdelpurgatorio.blogspot.com/