Ser Faro «Sueños de un farero» por Jordi de Mallorca (1ª parte)

Nuevo relato de Jordi de Mallorca en la sección denominada “Sueños de un farero”. Seguimos con unas historias muy personales en las que Jordi nos habla desde lo más profundo de su corazón. Este relato es muy amplio, así  que hemos acordado con el beneplácito de Jordi para dividirlo en cinco partes, que además vamos a publicar durante cinco días consecutivos.

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SER FARO

La ansiedad va y viene, no nos deja dormir y luego por la mañana nos deja tranquilos para volver sin aviso por la tarde. Es así de cabrona e imprevisible. Te quita el placer de disfrutar de esos pequeños momentos ante una puesta de sol donde los lentes de un faro van a tomar la acción de la noche. Estás para otras cosas.

De vuelta a casa, caminando se hace camino y no paro de pensar. Pienso, pienso y pienso y ese pensamiento se transforma en una presión en mi cabeza y aparece una flotabilidad en todo el cuerpo difícil de gestionar. Mi pecho se vuelve pesado y mi cabeza jamás descansa, da vueltas, como la lente de ese faro, pero en mi caso sin un motivo aparente. Hablo a solas todo el tiempo. Tengo conversas imposibles, conversas que se que jamás tendré con nadie.

Hace poco me soltaron un: “tú lo que quieras, aquí estoy para lo que haga falta”. ¿Cuál es mi sorpresa? Que cuando soltamos cuatro palabras del millón que llevamos encima, aquellas personas que decían estar para arrimar un hombro, desaparecen. De nuevo andamos a solas. Si hablamos y contamos, lo hacemos de más. Entonces estamos muertos. Si callamos y desaparecemos como ermitaños nos estamos tirando tierra encima. Nos mandan a la psicóloga para que “arreglemos lo nuestro”. Supongo que lo nuestro se arregla hablando, abrazando de corazón y besando. Qué curioso que cuando más necesitamos cariño no hay nadie que nos ampare. Nunca lo hubo y parece que nunca nos hará falta.

Me han llamado neutro y yo soy de extremos. Me siento la última opción antes de naufragar. Cuando la gente está aburrida de aburrirse, entonces cree en mí.

Es curioso que lo hagan siempre en momentos delicados, con cierta desesperación. Me he acostumbrado a ello. A recibir el llanto y la rabia como el que recibe unos buenos días con la mejor de las sonrisas. Hace años que no recibo unos buenos días de corazón, sin ese caballo de Troya que nos meten con calzador, aparecen individuos con problemas que no son problemas y otras emociones que ya cansan a estas alturas…

Continuará

Autor: Los faros del mundo

Egresado del primer máster de "Historia y Patrimonio Naval" de la Universidad de Murcia que pretende conseguir y difundir la mayor cantidad de información posible sobre el fascinante mundo de los faros.

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