Retomamos los tatuajes de faros, pero no desde la perspectiva anterior en la que sólo os mostrábamos fotografías de tatuajes de personas desconocidas sino desde una perspectiva más cercana. En esta ocasión, nuestros modelos son amigos y seguidores de los faros.
El primero que nos va a hablar de su tatuaje farero es Martín Donato, un paisano nuestro, que obviamente ama los faros, y se jacta de que sus amistades al ver un faro se acuerdan de él. Eso nos enorgullecería a más de uno y por supuesto, él se muestra muy contento de que así sea.
Martín sólo tiene un tatuaje en su cuerpo y casualmente es un faro. Algo bastante significativo ¿no creéis? Nos cuenta que estuvo durante mucho tiempo pensando si hacerse un tatuaje o no, puesto que tenía bastantes dudas. Lo único que tenía claro era que si se lo hacía sería un faro, porque le encantan y para él tienen un simbolismo enorme, de resistir ante los embates, de estar ahí siempre, prestos a socorrer, ya que los considera la luz que guía y acoge…
A pesar de tener tan claro cuál sería el dibujo, Martín seguía sin tatuarse, pero llegó la pandemia y todo cambió. Empezó a buscar modelos de faros, pero ninguno le gustaba lo suficiente. Así que se animó a dibujar un faro. Ese faro tenía que cumplir con dos características: la primera que no tenía que ser real, no quería llevar un faro conocido y la segunda premisa era que tenía que estar situado sobre una isla, porque también le gustan las islas. De esa forma, al ser un modelo creado por él mismo, no se podía arrepentir de tenerlo ¿o sí?
Salió del confinamiento decidido a hacérselo y fue a Jacinto Tattoo & Piercing, en nuestra amada ciudad portuaria. El resto de la historia ya os lo imagináis. Martín hasta la fecha luce orgullosísimo su tatuaje, puesto que lo siente como algo propio, que siempre estuvo ahí.
Muchas gracias, Martín, por compartir la historia de tu tatuaje con todos nosotros.