Entrevista a Carlos Monti, autor de «Once mil vírgenes: Fareros, guardianes, torreros»

Hace unos cuantos años mientras buscábamos información sobre los faros nos encontramos a Carlos Monti (no recuerdo bien si fue en Facebook o en Twitter). En aquel momento, Carlos todavía no había publicado su primera novela, cosa que hizo meses después. Así, en 2013 publicó «El faro San Juan Salvamento», y posteriormente, en 2015 publicó «Iluminados por el faro». Ha transcurrido mucho tiempo desde aquello y hemos vuelto a coincidir con Carlos a través de otra red social (Instagram). Además de estas novelas sobre faros, Carlos ha escrito varios cuentos y un libro de poesía. También ha sido galardonado con una distinción en la República Dominicana y ha participado como jurado en concursos nacionales e internacionales. El caso es que el pasado 1 de junio se publicó su última novela «Once mil vírgenes: Fareros, guardianes, torreros» de la editorial Amazon, y esta oportunidad no podíamos dejarla pasar.

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Faro que inspiró a Carlos para escribir su último libro

Antes de dar paso a las preguntas os comentaremos que Carlos Ricardo Monti [Segovia Monti] fue profesor hasta hace relativamente poco. Actualmente, está jubilado lo que le permite disfrutar de sus aficiones y sobre todo tiene mucho más tiempo para escribir. Es oriundo de la localidad de Sáenz Peña, Buenos Aires, Argentina. A pesar de no llevar más de una década escribiendo se ha hecho un hueco entre los escritores argentinos.

Tu última novela tiene una curiosidad con el título y no podemos empezar esta entrevista sin preguntarte por ello ¿qué nos puedes decir al respecto?

Once Mil Vírgenes, el título, deviene de una de las siete historias. Cuando se descubre el estrecho que posteriormente se bautizó como estrecho de Magallanes, en España era el día de la virgen de Santa Úrsula, una de las once vírgenes se llamaba <Undecimilla> y por una confusión, o deformación del nombre quedó en el imaginario Once Mil Vírgenes. Mi idea original era poner como título Undecimilla, pero me volqué a “Once Mil Vírgenes”, sentí que tiene más enganche. En un extremo del estrecho está el cabo Vírgenes y en el otro el cabo del Espíritu Santo, Chile [esa es una de las historias que cuento en «Iluminados por el faro»].

Sabemos que consta de siete relatos de ficción independientes y nos gustaría saber ¿por qué has elegido esta fórmula para escribirlo?

El hilo conductor, el corazón delator es el faro como luz que ilumina (en realidad tiene dos caras y una es la oscuridad), o destella en cada uno de los relatos. Cada historia es independiente y como un perro que se muerde la cola es circular. Se retroalimenta con sus personajes caóticos o bucólicos, a veces soñadores y otras confinados a una tarea, a un servicio en los lugares más extremos y solitarios del globo. Es como contar muchas historias en una. Borges decía que uno siempre escribe el mismo libro pero le da otros matices, trabaja con grises, o lo va mudando de piel.

¿Cuáles son los faros que has seleccionado en esta ocasión?

  1. En Olas Rebeldes, un faro en Bahamas cercas de las costas de Miami, dentro del triángulo de las Bermudas, desde ahí la mística y hondar en terreno desconocido donde una serie de fenómenos van a tener en jaque a los cuidadores del faro.
  2. Eilean Mor, las Siete Cazadoras, isla Flannan’s. La desaparición de los fareros.
  3. Isla de Buda en Tarragona, España. La suerte que corrieron esos torreros entre dos lagunas donde rondaban las cabezas de fuego.
  4. Once Mil Vírgenes. Una caminata en solitario y al final del estrecho después de dos bahías y un cabo encontrarse con una ciudad, en nombre de Jesús.
  5.  Higuer, País Vasco. Un naufragio y la aparición de una joven mujer a punto de casarse y dos hombres que la buscan desesperadamente.
  6. La Noche de las Corbatas, Buenos Aires, Argentina. La dictadura y un faro, en Mardel Plata la muerte y tortura de una seria de abogados.
  7. Sin Tiempo. Dos potencias en puja: Estados Unidos de Meso América y Chin Jo Jai van por toda el agua dulce que se encuentra de reservorio en los polos.

¿Sigues dando saltos en el tiempo o por el contrario continúas ambientando tus historias a principios del siglo XX?

Las historias tienen su propio pulso, cada una aparece dentro de un marco histórico y un contexto que se va agrandando, poblando como departamentos dentro de un edificio. Algunas no tienen un tiempo real, viven en la ficción, en ese dejarse llevar como la marea.

Tu faceta de docente, ¿te ha servido para transmitir de una forma más sencilla lo que cuentas en tus novelas?

Al ser docente uno tiene algo del terreno allanado, desde un punto de vista didáctico, pero aprendí en diferentes talleres literarios con profesores de años de oficio, achicar el tiempo de aprendizaje. El mejor maestro sin duda es la lectura constante. Es como un espejo donde reflejarse. Cada escritor tiene que encontrar su estilo, pero no hay que tener miedo y dejarse nutrir por la forma de como contar, desde que lugar, que narrador interpelo en el texto. A qué público va dirigido.

El hecho de haber sido bibliotecario te ha facilitado la labor de recopilación de información sobre los datos referidos a los faros de los que hablas ¿verdad?

Debo aclarar que no soy bibliotecario de título, pero sí trabajé en dos bibliotecas y es más, fundé una rural. Sí, soy profesor (educación física, retardo mental, estimulación temprana), y maestro de grado. Al estar cerca de los libros la información obró en mi cabeza como un puente y me dio ideas, motivaciones. Un libro son mil libros que uno leyó o está en el camino de leer.

En tus relatos mezclas la ficción y la realidad ¿crees que el lector es capaz de discernir lo real de lo imaginario en tu novela?

Me gusta ese doble juego con el lector y que se involucre, que se meta dentro del personaje y sienta por él. Cuando uno se compenetra con un libro o una película eso que llamamos arte, la emoción. El cuerpo del lector va sufriendo cambios. Yo muchas noches leyendo me encuentro riéndome solo. O sintiendo que los pelos del brazo se erizan. O giro en la silla y los objetos cotidianos de la casa toman otra implicancia. Creo que no hay una barrera, una línea clara en cuanto que es ficción y que es realidad. Creo que pueden intercambiar de roles. Un gran novelista dijo: «La mejor novela escrita es la vida misma. Lo vemos a diario en los noticieros. Creo que las aberraciones humanas superan cualquier ficción».

Nos hemos enterado a través de la entrevista que te realizó recientemente la periodista Sandra Ávila que tu primera novela «El faro San Juan Salvamento» tiene continuidad en un libro de cuentos llamado «El ojo del mal», ¿por qué no lo vas a publicar?

Todo lo que escribo tiene una posibilidad de publicación. Me encantaría sacar un libro que junte todas las historias de los faros. Casi seguro que seguiré escribiendo sobre faros creo que el material, la motivación, y su ubicación en el mundo da para que cada faro cuente su historia.

¿Vas a volver a escribir sobre faros o tienes intención de volver a los cuentos?

Leo todos los días y me pasa casi lo mismo con la escritura. No me limito a un género en particular, aunque la narrativa (cuento, novela) se me da como algo natural, innato. Pero hace años qué con una imagen, una foto de un faro, escribo poesía. En Instagram tengo como mil, y también este año saqué en Amazon además de la novela «Once mil vírgenes», «Postales de Faros».

Muchas gracias, Carlos

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