-Lanterna dos afogados- Faro de los ahogados por Diana

Nuestra amiga Diana se propuso hacer una recopilación de canciones que hablaban de faros contextualizando -en la medida de lo posible- cada canción. Con esta idea, hizo una breve lista como punto de partida y empezó a buscar algunos datos sobre las que tenía apuntadas. Quedó sorprendida cuando se encontró con una historia bastante más interesante de la que, en un primer momento, podría haber imaginado. Tanto, que creyó que merecía la pena dedicarle una entrada para ella sola. Y aquí tenéis el resultado.

Hablamos de Faro de los Ahogados (2005), interpretada por el argentino Pedro Aznar. Y digo interpretada porque, en contra de lo que yo asumía, no es obra suya sino una adaptación al castellano de la canción Lanterna Dos Afogados (1989), del grupo de rock brasileño Os Paralamas Do Sucesso.

Según nos ilustra la Wikipedia en portugués, la versión original toma su nombre de la novela Jubiabá (1935), del también brasileño Jorge Amado. En ella, se alude en diversas ocasiones a la Lanterna Dos Afogados, un bar situado en el muelle de la ciudad de Bahía, donde transcurre la novela. Resulta, pues, que el faro no es un faro, sino el nombre de un bar. En este punto, ya sentía una curiosidad total por conocer un poco más de ese lugar así como los personajes que lo frecuentarían.

Es fácil imaginar -de una forma un tanto idealizada- una zona portuaria de principios del siglo XX por la noche. No obstante, daremos unas cuantas claves: casas bajitas de pescadores, una brisa húmeda en la cara, salitre en la piel y un inconfundible olor a mar. Caminamos en silencio por calles en semipenumbra, a lo lejos se escuchan voces, pero todavía no estamos lo suficientemente cerca como para distinguir las conversaciones [ahora dejaremos que sigan palabras de Jorge Amado, en una traducción de Basilio Losada].

La luz de la «Linterna de los Ahogados» brilla como una invitación. Antonio Balduino se levanta de la arena, deja el muelle y se dirige a grandes pasos hacia la taberna. La luz de pocas bujías mal ilumina el cartel con el dibujo de una mujer bonita con cuerpo de pez […]. Encima, una estrella pintada con tinta roja derrama sobre el cuerpo virgen de la sirena una luz clara que la vuelve misteriosa y difusa. La sirena retira del agua a un suicida. Y debajo está el nombre:

LANTERNA DOS AFOGADOS

Como podemos adivinar sólo con leer estas líneas, se trata de un espacio con claros tintes decadentes, donde el tiempo parece haberse detenido. Un punto de encuentro de personajes variopintos con el común de pertenecer a la clase baja y su relación con el mar. Reunidos entre sus cuatro paredes, buscan huir -aunque sea por unas horas y ayudados por algo de música y unos cuantos tragos- de su soledad, aliviar su penas rodeados de iguales. Y así pasan las noches.

No recuerdo en qué momento ni dónde escuché por primera vez la canción de Pedro Aznar. Años ha, eso sin duda, pero ha sido ahora cuando, leídas las páginas que inspiraron a Herbert Vianna, su compositor, he disfrutado más escuchándola. Es una canción que habla de la soledad, de malos momentos, pero en la que predomina un mensaje de esperanza y se nos hace saber que no estamos solos:

                    “Al final del túnel de los desahuciados                                                                                          hay un puerto abierto                                                                                                                         a quien ansía llegar.                                                                                                                         Yo estaré en el faro de los ahogados                                                                                                   te estaré esperando                                                                                                             no vayas a demorar”.         

Y es que, al igual que los navegantes necesitan una guía que les oriente durante la noche, todos necesitamos un Faro de los Ahogados. Un punto de referencia, sea un lugar, físico o inmaterial, una persona, una canción, un libro, no importa el qué. Un algo donde encontrar consuelo y alivio en las horas bajas.

Dicho esto, os dejamos con la versión de Pedro Aznar:

https://www.youtube.com/watch?v=Sm59Xe9NSVM

Sin olvidarnos, claro está, de la original, para quién guste también:

https://www.youtube.com/watch?v=trFdRPqjwyk

Aprovechamos para felicitar a Diana por transportarnos con sus palabras al ambiente sórdido de una taberna portuaria y por supuesto, por la interesante descripción que ha hecho de todo lo relacionado con esta historia.